Cómo escribir un guión cinematográfico
Sin una buena historia, no importa la cantidad de dinero con la que se cuente, difícilmente se podrá realizar una buena película. Por algo hay muchas cintas que han sido inspiradas en novelas, pues si se cuenta con un buen texto es más probable que pueda terminar por cautivar a la audiencia.
Si quieres saber cómo escribir un guión cinematográfico, aquí te decimos cómo hacerlo.
Lo primero que debes hacer es definir un tema, qué es lo que quieres contar y cómo vas a hacerlo.
Por ejemplo, una cinta que seguro habrás visto alguna vez en tu vida: Titanic. Esta película comercial no gira alrededor del hundimiento del barco, sino del amor. El tema es el amor. El hundimiento del barco es un pretexto; es decir, es la manera en la que se puede meter dramatismo para hacer la historia más atractiva. Para demostrar que los dos personajes de mundos tan diferentes se amaban y que lo único que podía impedir su amor era la muerte.
Una vez que sabes de lo que hablarás, debes hacer tu tratamiento. Éste consiste en anotar, en no más de dos cuartillas, los puntos básicos de tu historia. Hacer una comparación con otras dos películas existentes para poder presentarla y que así los productores tengan idea hacia dónde va tu trama.
– Define a tu protagonista, anota algunos aspectos importantes sobre él para que lo conozcas. Cuáles son sus sueños, miedos, personalidad, etc.
– El guión siempre debe escribirse en acción y ser lo más conciso posible. La primera vez que introduzcas un personaje escribe su nombre con mayúsculas y entre paréntesis define la edad.
– Especifica también en dónde toma lugar la acción. El tiempo y espacio, si es en interior o exterior y la hora del día.
– Toma en cuneta el conflicto externo que es el que cambiará la rutina del protagonista y resaltará su defecto.
– Define a tu antagonista; que no es necesariamente malo ni una persona. Puede ser una enfermedad, animal, adicción, etc.
– Toma en cuenta también a los aliados; esos mentores que ayudarán al protagonista a cumplir su misión. Los mentores pueden ser tanto positivos como negativos.
Te recomendamos usar programas como Celtx o Final Draft, fáciles y diseñados para escribir guiones. Toma en cuenta que una página es aproximadamente un minuto. Por lo que 90 páginas es una buena cantidad para tu largometraje.
Ya que tienes claro lo anterior, puedes comenzar a escribir tu historia.
Primera secuencia: Introduce el mundo del héroe
Los 10 primeros minutos del guión son muy importantes, pues serán los que decidirán si el espectador se interesa o no en tu historia. Es esta la sección en la que deberás meter todos los elementos del mundo. Establece las reglas, el género y las características generales del personaje. Haz evidente su defecto, ese conflicto interno que será la base de la historia.
Después llegamos al Inciting Incident, momento en tu relato que será decisivo en la vida del personaje. Se trata de un día diferente, uno que llamará a tu protagonista a la aventura. Es aquí cuando el defecto del personaje se hará más evidente.
Segunda secuencia: Cruce del umbral
El objetivo de este punto es mostrar un conflicto externo. Algo debe suceder en tu historia y por lo que el protagonista deberá partir a una misión. Sin embargo, el protagonista deberá dudar y evitarlo. El conflicto interno aumenta, por lo que el protagonista duda aún más. En esta parte se presentan a los mensajeros negativos y a los positivos. Aquellos que intentarán ayudar o perjudicar al protagonista. Al final tu protagonista decide ir a la misión, lo que se conoce como el cruce del umbral; ya no hay marcha atrás.
Ejemplo: En The Matrix, Neo toma la píldora roja en vez de la azul.
Tercera secuencia: Entrenamiento
Aquí aparecen los mentores, quienes ayudarán al protagonista para cumplir su misión. El protagonista se encontrará con aliados, pero también con sus enemigos que le pondrán obstáculos pequeños. Se comienza a ver una transformación en el héroe y también se observan sus debilidades y dudas. Esta secuencia debe terminar con algún conflicto para dar inicio a la siguiente.
Ejemplo: Frodo en El señor de los Anillos conoce a Aragon, quien lo ayudará a superar algunos obstáculos.
Cuarta secuencia: Verdaderos obstáculos
Esta es la parte en la que el entrenamiento acaba casi por completo. Los obstáculos ahora deberán ser más fuertes, al punto que intentarán quebrar al personaje. El protagonista se da cuenta que la aventura es más difícil de lo que pensaba; comienza a llegar al límite.
Quinta secuencia: Mid Point
Este es el punto más alto de tu guión. Aquí el protagonista llega a su límite, y, a diferencia de las acciones realizadas anteriormente, ya puede tomar acciones pensadas para superar los obstáculos. Se puede ver al personaje más fuerte, pero también se da cuenta que el peligro al que se enfrenta es real. Por ello, buscará resolver los problemas. Esta secuencia finaliza con un punto alto, en el que todo se irá en picada. En esta secuencia se deberá resolver el conflicto interno.
Por ejemplo, en Black Swan, el conflicto de Nina es que está reprimida, por ello cisne negro representa su otro lado, aquel que busca revelarse.
Aquí se muestra el peor escenario posible. Si bien el protagonista ya es mucho más fuerte, hay ciertas situaciones que se salen de su control. Ahora todo parece no tener solución, por lo que el protagonista pierde el control. En esta secuencia debes dejar al espectador en el peor escenario que dará inicio al clímax.
Séptima secuencia: Clímax
Aquí parece que la situación está perdida, pero el héroe no va a rendirse. Ya ha llegado lejos, lo que lo hace retomar fuerzas. Es este el punto en el que el protagonista asume su defecto y supera el conflicto interno. El protagonista vence su mayor obstáculo y a su enemigo. En esta secuencia el protagonista deberá haber aprendido algo de sí mismo.
Octava secuencia: Resolución
En este punto el protagonista llega su meta. Se puede ver un gran cambio en el personaje, que a veces resulta irreconocible. Si deseas dar un giro inesperado en tu historia, este es el momento para meter un twist; lo que dejará al espectador sorprendido.
Ejemplo: En Shutter Island de Scorsese, el protagonista era un paciente y no un detective.
Intenta que el final sea lo más espectacular posible; será lo último que vea el espectador y lo que tendrá más fresco de la historia. Si tu final es flojo, no importa lo bien que haya sido todo tu desarrollo; la gente se quedará con ese final. Para este punto el protagonista deberá haber superado su defecto y aprendido la lección. Es cuando recibe una recompensa y reconocimiento.
_EL_BLOQUE_
Un proyecto de serie semanal de Gabriel Ochoa y Rodrigo Terrasa
INSCRITO REGISTRO PROPIEDAD INTELECTUAL
CON Nº V-2067-13
"Otra cosa que nos vamos a poner como un mandamiento,
eso va a ser nuestro credo, es no hablar por teléfono de ciertas cosas,
porque están las cosas como el puto culo de escuchas y de hostias.
A partir de mañana se acabó ya el hablar por teléfono con nadie,
pero cuando digo con nadie es con nadie”
(Álvaro Pérez 'El Bigotes'.
Conversación intervenida por la Unidad de Delincuencia
Económica y Fiscal de la Policía Judicial el 21 de enero de 2009)
“En los tiempos que corren la decencia, la simple decencia humana,
está siendo tan rara como ver mear a una gallina”
(“El samaritano”, Richard Price)
2
_ÍNDICE_
- DETONANTE
- CONCEPTO
- POR QUÉ HABLAR DE CORRUPCIÓN AHORA
- PERSONAJES
- TRAMAS
- FORMATO Y ESTILO
- SINOPSIS PILOTO
- ARCO 1ª TEMPORADA
- ESCENAS DIALOGADAS
- FICHA TÉCNICA
- CURRÍCULUM AUTORES
!!!!!
3
_DETONANTE_
Madrid. 15 de mayo 2009. 13:45 horas.
Patada y dentro. La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal entra de golpe en
Global Events, empresa que gestiona grandes eventos. Su intención, confiscar todos
los archivos y ordenadores. Pero a los trabajadores parece no haberles pillado de
improvisto. A la orden de levantarse nadie opone resistencia. Algo huele raro en su
actitud. El comisario los mira, y se fija en Andrés, el contable de la empresa, que sale
con el puño cerrado. Va tras él y le ofrece la mano para presentarse. Pero su puño se
mantiene fuertemente cerrado.
El comisario jefe le abre la mano. En él encuentra un
USB.
La UDEF encuentra en ese ‘pendrive’ contratos amañados, facturas y archivos
aparentemente indescifrables que implican a una empresa espejo en Valencia y a un
empresario, Alonso Rubio. El comisario jefe decide mandar a uno de sus hombres a
Valencia, el veterano y malencarado agente judicial Álvaro Quintero. Allí se extiende
ese caso de corrupción que salpica al partido en el gobierno. Su objetivo, capturar a
Alonso Rubio.
El comisario solo le pone una condición: cuidado, podría dinamitar los
cimientos de la clase política valenciana.
En Valencia, Quintero es recibido con hostilidad y recelo en una comisaría casi en
ruinas y por unos policías que no parecen dispuestos a hurgar en las miserias del
partido que lleva 20 años en el poder. Pese a la desconfianza inicial del comisario
jefe Vicente Álvarez, Quintero logra formar un equipo, un BLOQUE de policías
dispuestos a desenmarañar una compleja trama que implica a empresarios y
políticos. Cuenta desde el principio con el veterano Ernesto Ochoa y acaba
reclutando a Benito Safont, un experto agente al borde la jubilación, y a su yerno, el
arrogante Toni Senent, del que desde el principio recela: cree que es un “topo” del
partido en la comisaría.
Tras lograr las escuchas sobre Alonso Rubio destapa lo que de verdad va a reventar
la investigación: el secretario general del partido, el joven Jorge Crespo, es una de
las cabezas visibles de los negocios ocultos de Rubio y quien hace de enlace directo con el gobierno autonómico: contratos amañados, negocios sucios, prostitución,
sobresueldos y descaro en una Valencia vendida a la corrupción.
Mientras, en Madrid la mujer de Quintero, Elena, se muere de una enfermedad que
le acaban de diagnosticar y su hija Eva, en un acto de rebeldía, se ha escapado a la
soleada Cullera de vacaciones con la familia de una amiga. Allí conocerá a Carlos
Sarrión, cachorro del partido que le atraerá, pero que se podrá convertir en un
problema para la investigación de su padre.
Y en Valencia Quintero conoce a Lucrecia Galván, modelo y “amiga” personal de
muchos políticos en el poder. Una relación que será fuego para Quintero.
Álvaro Quintero se impone un objetivo: cazar a Crespo y durante los
entrenamientos de las carreras del Gran Premio de Fórmula 1 se encara a él
creyendo que le sorprende entregando dinero negro a Rubio. Cuando está a punto
de detenerle uno de sus agentes, Senent, le avisa que van a cometer un error, y
logra evitar la detención sin que Crespo se entere. Aunque tal vez un fallo va a
desatar el enfrentamiento entre el partido y Quintero: con Crespo iba Lucrecia
Galván.
Quintero ha conseguido poner nervioso al poder y ese primer round va a ser el
pistoletazo de salida para la operación contra las entrañas del poder. Un empresa
que no va a ser fácil, cualquier error podría acabar con toda la operación, dejando a
EL BLOQUE fuera de combate y desprestigiado. Una investigación que no solo le
puede costar su puesto, sino que la vida.
5
_CONCEPTO_
Un presidente que se pasea en
fórmula 1 como si fuera un
jeque árabe.
Una alcaldesa adicta a los bolsos de Louis Vuitton.
El director de una televisión autonómica que
comparte negocios con una red de empresas corruptas.
Un consejero de Cooperación
que desvía dinero destinado a
hacer escuelas en Etiopía para
pagar chalés a sus amigos.
Esta historia es el retrato de la corrupción política en España y del trabajo policial
para combatirla desde dentro.
La corrupción como nunca se ha contado, utilizando
como escenario real la Comunidad Valenciana, una región que algún día fue
señalada como el modelo a seguir en España, territorio de glamour, lujo y derroche
años atrás que ha acabado convertido en el paradigma de los peores vicios de la
clase política y de los pecados de una sociedad narcotizada por la manipulación de
sus dirigentes.
En el año 2003 el ex presidente valenciano Francisco Camps prometía en campaña
electoral un proyecto sin contenido que nunca llegó a realizarse pero dejó un título
muy sintomático: la Ciudad de la Euforia.
Cinco años después, en los años alegres de la Fórmula 1, Valencia era un
improvisado prostíbulo. De fondo el ruido de las carreras, los coches particulares
llenos de tarjetitas de clubes de alterne y los autobuses de la EMT forrados de
pegatinas a favor de una huelga contra los despidos y la congelación de sueldos. La
absoluta y mordaz decadencia de una Valencia convertida en Baltimore.
Este es el contexto donde se crea EL BLOQUE, una ficción que se alimenta de
una realidad y que nunca podrá ser fiel a ella, porque es absolutamente más
increíble de lo que muchos pueden llegar a imaginar.
“- Josep //
- ¿Presidente?
- No podéis hacerlo. //
- Pero…
- No podéis sacarme mañana en portada con eso.
Es absolutamente falso. ¡Es mentira! Yo no tengo
nada que ver con ninguna trama. No conozco a
esa gente de nada, en la vida me han regalado
nada. Yo me pago mis trajes, Josep.
- Lo siento, presidente, no es decisión mía. La
noticia viene de Madrid. Es la Fiscalía, es el
juez… Hay un informe. Son órdenes de Madrid.
- Te lo repito. No podéis publicar eso. No sabéis
lo que estáis haciendo. Joder, que soy el
presidente de la Generalitat”
(Conversación entre el presidente de la Generalitat y el director de un periódico
un día antes de que saliera publicada su implicación en un caso de corrupción)
EL BLOQUE pretende contar cómo hemos llegado a esto, utilizar el trasfondo real del
caso valenciano para radiografiar la metástasis de una corrupción política que ha
devorado buena parte del país. Y queremos mostrarlo huyendo de los tópicos y
cambiando el foco habitual de los medios de comunicación.
Cómo se pone en marcha una operación policial cuando el objetivo final es un alto
dirigente político, el presidente de una comunidad autónoma o todo un partido. Cómo
funciona la maquinaria judicial que autoriza investigar un gran caso de corrupción e
incluso pinchar conversaciones telefónicas que pueden comprometer el futuro de un
gobierno.
Cómo combatir la corrupción cuando las trabas llegan desde la misma
estructura del estado. Cómo reaccionan los políticos cuando no hay cámaras
delante. Cómo presionan, manipulan, mienten. Cómo se mueve la prensa en las
alcantarillas del sistema.
Esta pretende ser una serie policiaca,
pero también mucho más que una serie policiaca.
Es el retrato de la condición humana, de la ambición,
del poder, de la particular naturaleza de la sociedad española.
Un empresario, reunido con un alto cargo de la Generalitat, en una imagen captada por la Policía e incluida en el
sumario del llamado Caso Cooperación, que investiga el desvío de ayudas públicas al Tercer Mundo.
Un empresario, reunido con un alto cargo de la Generalitat, en una imagen captada por la Policía e incluida en el
sumario del llamado Caso Cooperación, que investiga el desvío de ayudas públicas al Tercer Mundo.
8
_¿POR QUÉ HABLAR DE CORRUPCIÓN AHORA?_
David Simon:
“Hay que intentar hacer
una serie sobre la crisis
y la corrupción en
España”
http://goo.gl/9iNXIx
Una de las virtudes de la ficción es mostrar nuestra realidad, hablar al espectador de
lo que realmente le preocupa y no sólo de lo que le permite evadirse. La crisis
económica ha generado paradójicamente un efecto positivo: la sociedad ha dejado
de tolerar la corrupción, ha dejado de ser permisiva y por primera vez quiere saber
qué está pasando y cómo está pasando.
“Mientras corría el dinero y había trabajo y obras, aunque fueran ilegales, a la gente
no le importaba. Ha sido una seña de identidad del pueblo español. Hemos sido muy
permisivos y así nos ha ido. Ahora han cambiado las tornas y la gente que no tiene
dinero para comer quiere saber cómo ha llegado a esto”, nos explica Jesús Lizcano,
presidente de Transparencia Internacional.
Los últimos resultados electorales, el ascenso de los partidos dispuestos a destapar
los vicios del sistema político, y los estudios sociológicos prueban que la corrupción
política se ha convertido en un asunto prioritario para los españoles.
Según los
últimos barómetros del CIS, es el segundo tema que más inquieta a los ciudadanos,
sólo por detrás del paro.
La proliferación de programas de contenido político en la televisión, de tertulias
incluso en prime time, el éxito de formatos como ‘Salvados’ y la trascendencia que
tienen los casos de corrupción política en las redes sociales confirman el interés de
la sociedad por conocer qué hay detrás de esta lacra.
Evolución de los temas de conversación online en los tres primeros meses de 2013
/ Gráfico: Pensamiento Público.
La idea de que una ficción debería retratar la corrupción política en España es cada
vez más generalizada.
¿POR QUÉ EN VALENCIA?
Nuestra ficción está basada en hechos reales ocurridos en Valencia y ubicada por
tanto aquí. Con ella no queremos limitarnos a contar lo que pasa en esta ciudad, sino
utilizar su caso como paradigma de un problema que sacude a todo el país, pero
que se ha extendido en Valencia como en ningún otro sitio y que ha dejado aquí
algunos de los casos más particulares, posiblemente los más cinematográficos.
En Valencia ha habido ramificaciones de todos los casos de corrupción que se han
destapado en España.
La corrupción ha afectado a todos los estamentos públicos,
hay cerca de un centenar de cargos imputados en toda la Comunidad y las distintas tramas se han aprovechado de la burbuja urbanística, pero también de grandes
eventos. La Comunidad Valenciana tiene hoy una deuda pública de 29.643 millones
de euros mientras los juzgados investigan más de 140 causas por corrupción en
las que están imputados políticos en activo.
El hecho de que gobierne el mismo partido desde hace 20 años ha tejido una red de
clientelismo por la que se ha extendido fácilmente la corrupción y ha generado una
sensación de impunidad en la clase política que nos regala situaciones casi
inverosímiles para nuestra serie: consellers desviando dinero destinado al Tercer
Mundo para comprar pisos en Valencia, concejales con lingotes de oro en sus
despachos, cargos de empresas públicas gastando sus fondos en prostitutas,
políticos intercambiando informes secretos en los plenos de las Cortes…
¿POR QUÉ NOSOTROS?
Queremos ser realistas y para ello contamos con nuestra propia experiencia personal
y profesional. El proyecto EL BLOQUE nace de poner en común las vivencias de
un periodista que ha cubierto durante los últimos años los casos más
relevantes de corrupción política en la Comunidad Valenciana y las de un
guionista y director de cine que es, además, hijo de un veterano policía judicial
y que ha conocido de muy cerca el funcionamiento de este tipo de operaciones y sus
repercusiones en el ámbito privado.
Esto nos permite relatar con fidelidad lo que normalmente no se conoce. La singular,
y muchas veces peligrosa, relación entre la política y los medios de comunicación y,
sobre todo, el particular ecosistema en el que viven los agentes de Policía en general
y un departamento de Policía judicial en particular. Los protagonistas de nuestra
historia.
12
_PERSONAJES_
“Un hombre tiene que ser fiel a un código”
Bunk en “The Wire”.
Episodio 7 – 1ª Temporada
_
LOS POLICÍAS (BRIGADA DE UNIDAD JUDICIAL)
ÁLVARO QUINTERO. 57 años.
Le llaman Quintero a secas, porque él es así, seco. Nacido en el barrio de Aluche de
Madrid, Quintero es un policía hecho a sí mismo, que conoce el funcionamiento del
cuerpo como nadie. La vía oficial y la que no lo es. Disciplinado, mucho, en exceso,
ha llegado a la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal por méritos propios. Pero
Quintero es un peligro, para él y para sus compañeros. No admite discusiones y
cuando cree tener la razón no para hasta encontrarla.
Es además un seductor, por eso todos le siguen. También un manipulador, porque
sabe cómo adoctrinar a sus compañeros para que le obedezcan o hagan lo que él
quiere. De ahí que su pequeño grupo sea férreo, sin fisuras (o eso cree él) y todos
sigan el código que Quintero ha marcado.
Además, es capaz de presionar, amenazar
o coaccionar a jueces para conseguir una orden, un pinchazo telefónico o una
detención.
Quintero llega a Valencia mandado por la UDEF para poner en marcha la
investigación de la ramificación del caso de corrupción en Valencia cuando nadie es
todavía consciente de la dimensión del asunto. Y se encuentra con un departamento
de policía judicial poco preparado, con muy pocos recursos, una comisaría casi en
ruinas y un equipo poco acostumbrado a este tipo de operaciones, que recela de él y
de sus contactos.
Quintero no es bienvenido en Valencia, donde se entiende la llegada de un policía de
Madrid como una intromisión en su parcela y una falta de respeto a su trabajo y su
rutina. También porque nadie en Valencia se atreve siquiera a insinuar una
investigación contra el partido que lleva dos décadas gobernando en la Comunidad
Valenciana, un partido que maneja a la perfección todos los resortes del sistema, que
sabe premiar a los fieles y castigar a los enemigos.
Su labor va a ser titánica, contra los responsables de la corrupción y contra sus
propios compañeros, dispuestos a no darle ninguna facilidad.
Lamentablemente Quintero tiene su lado humano y su punto débil. Es Elena, su
mujer, que acaba de ser diagnosticada de cáncer de páncreas, cuando Quintero es
trasladado a Valencia. Y eso se une a su resbaladiza relación con Lucrecia Galván,
cercana al partido en el gobierno como señorita de compañía y un peligro cuando se
la meta en la cama. ¿Es amante o enemigo?
Además un grave dolor de cabeza, la rebelde de su hija Eva, que con 17 años ha
decidido no estudiar ese verano e irse a la playa con su amiga Ana.
Y es que Quintero antepone su trabajo a su mujer y a su hija. Su hija Eva se lo
reprochará. Pero nunca su mujer, que ha vivido a la sombra de un gran policía que
solo es eso: sombra.
ERNESTO OCHOA. 60 años.
Es un veterano de la Policía, que ha hecho casi de todo en el cuerpo. Fue veinte
años atrás miembro del equipo de seguridad del último presidente de izquierdas del
gobierno valenciano. Ernesto (Ochoa para los compañeros), es un viejo lobo que las
ha vivido de todos los colores y se ha sabido aclimatar a todos los cambios. Parece
acomodado en una rutina complaciente, pero valora como nadie su profesión y los
códigos internos de la Policía. Algo vocacional para él. Ahora, jodido por tener tres
hijos en paro y vivir en un barrio obrero sin futuro, es el primero que cree a Quintero,
el primero que le sigue. No comparte las formas de Quintero pero sí respeta su
dedicación.
El shock inicial ante la llegada de Quintero es fuerte, pues rompe todos los
esquemas e impone sus reglas, algo que no autoriza Álvarez, jefe de Unidad.
Cuando Quintero se impone, Ochoa es el primero que le sigue y el primero que
recibirá los reproches de sus compañeros, sobre todo de Safont y Senent.
Si pudiéramos definir a Ochoa, sería un viejo lobo que parece hibernar, y querer
agotar sus últimos años antes de la jubilación sin meterse en problemas. La llegada
de Quintero le saca del letargo, le hace volver a creer en su trabajo y muestra la
fuerza de un personaje que puede ser un arma de destrucción masiva. No solo por
su portentoso físico, sus 110 kilos, su voz ronca, sus maneras casi violentas. Sabe
imponerse solo con la mirada. Tenerlo a tu lado alivia; tenerlo en contra, puede ser
peligroso.
VICENTE ÁLVAREZ. 41 años.
Criminólogo de profesión, aspirante a comisario jefe de toda Valencia. Álvarez es uno
de los policías más inteligentes del departamento, capaz de deducir con solo la
mirada qué hace y qué piensa cada persona. Eso ha hecho que sea el jefe de la
unidad cuando la mayoría de sus compañeros son más mayores que él. Ha sabido
imponerse con temple, disciplina y mano izquierda.
Álvarez tiene todo aquello de lo que carece Quintero: don de gentes, cordialidad,
buen gusto, sentido del deber y la obediencia. Sabe lidiar con los periodistas, sabe
atenderles, tiene un trato de tú a tú y aunque no les suelte ni prenda, siempre
quedan contentos con su información. Y sabe tratar con los políticos, decir lo que
sabe que quieren escuchar.
Su relación con Quintero marcará el funcionamiento de la Unidad.
Recela de él
cuando aterriza en Valencia y acaba expulsándolo de su comisaría. Cuando asume
que tiene que aceptar su llegada, cederá terreno, tanto que acabará perdiendo el
control de su equipo. Quintero es el nuevo jefe de facto.
La buena consideración de Álvarez, su buena valoración entre la clase política, le
convierten en un personaje peligroso. Sobre todo cuando desconfía de la llegada de
Quintero y de quienes se acercan a él.
BENITO SAFONT. 66 años.
Si Safont no se ha jubilado es porque está esperando cerrar el año para que le
quede una buena paga y redondear los 40 años en el cuerpo de Policía. Y es que
este hombre enjuto y pausado lo ha sido todo. Empezó de bedel en una comisaría,
fue peluquero, luego se presentó a oposiciones y estuvo muchos años de guardia,
hasta que finalmente pudo pasar a la Policía Judicial, donde espera la jubilación.
Él es el encargado de las fotografías policiales, un trabajo que nadie quería hacer y
que le cayó sin tener el más mínimo conocimiento del tema.
De hecho le obligaron a
hacer unos cursos en Madrid hace ya 10 años para conocer el manejo de las viejas
cámaras que utilizaba la Policía. Y pese que al principio sus fotos eran un
despropósito, ha conseguido sacar unas instantáneas aceptables. Pese a ello sus
compañeros bromean con sus particulares retratos con la misma guasa que diez
años atrás. Ochoa le llama ‘el paparazzi’.
Safont es demasiado lento para sus compañeros. Según él, es metódico. Se toma su
tiempo para su trabajo y lo hace sin el más mínimo sentido de la urgencia (no solo
hace fotos, también recoge huellas o realiza llamadas, pero nunca trabajos de gran
envergadura). Puede observar durante horas una prueba hasta descifrar su
significado. Su perfeccionismo le ha convertido en un técnico más que en un policía
de acción.
A priori se diría que el pobre hombre hace lo que puede, pero Safont tiene la
investigación en vena y con unos mínimos datos puede tirar del cordel y sacar
verdadera nitroglicerina. Quintero, puro impulso, no tardará en darse cuenta de que
la pausa de Safont le ayudará a encontrar cosas imposibles en el caso.
El mayor problema que se va a encontrar Quintero es que Safont no es de su
cuerda. Aunque nunca lo reconocerá, todo el mundo sabe que Safont ha sido votante
del partido e investigarlo le produce urticaria. Conoce a mucha gente dentro del
partido, buenos amigos, y no acepta que venga un policía de Madrid a joder el
equilibrio en el que él se ha sentido muy cómodo los últimos años.
La relación con el partido es aún mayor en el caso de su yerno, Toni Senent, brigada
de la Unidad y el último gran escollo para unirse a la causa de Quintero.
Safont acaba diciendo que Quintero es como los cólicos que él sufre a menudo. Son
insoportables, te amargan la existencia porque vienen cuando menos te los esperas,
pero hay que aguantarlos si quieres expulsar la piedra del sistema, lo que de verdad
te está jodiendo la vida.
ANTONIO (TONI) SENENT. 34 años.
Es el policía más preparado, una perla de la academia. Acumula más estudios que
todos los veteranos juntos, pero desconoce los códigos de la profesión. Es
arrogante, desafiante y reacio a acatar las órdenes de superiores que él considera
inferiores a él. Para Quintero, Senent no es más que un “puto niño rico”. No se fía ni
un pelo de él.
Senent pertenece a una familia anclada a la vieja burguesía valenciana. Hijo de un
conocido notario de la ciudad y muy próximo al partido del gobierno. De hecho, la
mayor parte de los diputados más jóvenes del partido fueron sus compañeros de
estudios en el Colegio de Fomento Vilavella de Valencia, un centro controlado por el
Opus Dei y con fuerte influencia en las altas esferas.
Elsa Safont, su mujer, es gerente de una empresa de organización de eventos y la
hija de Benito Safont, que ha conducido a Senent en la Unidad como si fuera su
propio hijo.
SILVIA ARPA. 30 años.
Licenciada en Derecho, es un cerebrito. Aprende rápido y le gusta la batalla. Al
contrario que Senent obedece porque está dispuesta a derribar todos los muros que
una mujer se encuentra dentro de la Policía.
Se ha acostumbrado a sobrevivir en un mundo muy machista, a hacer como que no
escucha los comentarios obscenos que se oyen a menudo en una comisaría. Trabaja
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con Toni o con Ochoa como pareja y nunca ha puesto problemas. Al contrario,
compartir patrulla con Senent le atrae cada vez más.
_
EN LOS JUZGADOS
MANUEL RÍOS. 51 años.
Titular del Juzgado de Instrucción número 15 de Valencia. Ha dedicado toda su vida
a la carrera judicial y se le considera próximo al sector progresista de la judicatura.
Es atrevido pero rigurosamente respetuoso con la ley y el orden establecido. Conoce
perfectamente los límites de su actuación y hará todo lo posible por no
sobrepasarlos.
En lo personal, casado y con dos hijos ya mayores, tiene un flanco débil: su más que
simpatías por la fiscal anticorrupción, Adela Benavent, que como algunos aseguran,
son una pareja de hecho en la sombra. si esto se destapara podrían hundir su
carrera, por lo que es el secreto mejor guardado del juzgado.
ADELA BENAVENT. 42 años.
Fiscal anticorrupción en Valencia. Íntima amiga de Manuel Ríos, y parece que algo
más por lo que se dice en los pasillos de los juzgados.
Siempre ha sido el escudo de la justicia y de la imparcialidad para protegerse de las
presiones externas o para escuchar lo que no quiere oír. Tendrá que lidiar con los
policías de Quintero, pero también con la prensa y con más de un político dispuesto
a camelársela, a ella y a Ríos.
Trabajadora inagotable, siente profunda admiración por el juez Ríos. Fuera del
juzgado se dice que es algo más que admiración lo que siente. Si se descubriera su
relación, algo que ocultan ya que él está casado y con 2 hijos, podría ser el fin de la
carrera del juez y de ella; incluso el fin de las investigaciones de EL BLOQUE.
MARTÍN PUIG. 50 años.
Posiblemente el mejor penalista de Valencia. Un seductor. Amable, educado,
simpático y extraordinariamente inteligente. Tiene reconocida fama de progresista
pero lleva más de 20 años asumiendo causas de políticos de derechas en apuros.
Para muchos es un hipócrita, para la mayoría el abogado más profesional que han
conocido. “El abogado de las alcantarillas”, le llamaron un día en un periódico.
Maneja a la perfección las lagunas de la justicia y así salvó a Gerardo Escrivá de ir a
la cárcel tras conseguir anular unas escuchas que comprometían su inocencia. El
presidente Giner no duda un instante en recurrir a él cuando se complica su futuro.
Los jueces temen a Puig por su tendencia a abusar de los recursos judiciales para
retrasar los procesos y poder ganar tiempo. Su paciencia puede ser desesperante y
no suele coincidir con las urgencias de la policía los medios de comunicación.
Conoce el código penal a la perfección y es capaz de explicarlo con una sencillez
poco habitual en el gremio. Es implacable aunque nunca pierda la sonrisa.
_
LOS POLÍTICOS
JORGE CRESPO. 42 años
Nacido en Castellón, es Licenciado en Ciencias Económicas y en Derecho. Acumula
másters, cursos en el extranjero y premios por su trayectoria académica. Fue socio
de un despacho de abogados que fundó con compañeros de carrera, aunque casi
siempre ha sido político. Lo lleva en la sangre. Es hijo de un histórico dirigente del
partido en Castellón que nunca consiguió escalar fuera de su ciudad y hermano
menor de un ministro. Se afilió al partido desde muy joven. Militó en las nuevas
generaciones y ascendió en el partido hasta convertirse en secretario general con
tan sólo 35 años.
También fue el político más joven de su partido en convertirse en diputado de las
Cortes Valencianas. Y su buena oratoria le ayudó a ser portavoz. Nadie, ni siquiera
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desde la oposición, duda de su talento y su preparación como político, aunque nunca
haya conseguido escapar del segundo escalón. Envidia a su hermano porque llegó a
ser ministro y sueña con llegar a ser presidente autonómico. La trama corrupta sabe
cómo endulzarle los oídos.
Guapo y joven, su apariencia no puede ocultar su ideología. Adicto a las marcas de
lujo, los trajes impecables, los relojes exclusivos, los coches de gama alta y los
restaurantes más caros.
En lo personal mantiene una doble vida: por un lado su novia “formal”, Candela
Torregrosa, antigua modelo y reina de las fiestas de Castellón, y por otro se haya
enchochado con su amante en Valencia, Lucrecia Galván, modelo y “amiga” del
partido. Como su novia siempre está en Castellón mantiene una intensa relación con
Lucrecia que ella sabe amarrar, pero que a él le vuelve loco. Tanto que cuando se
entere que ella flirtea con Quintero, va a estallar una revolución en su cabeza.
Sabe manejarse ante los medios de comunicación pero también mover los hilos de
un partido que acumula más poder que nunca. Él lo controla como si llevara toda la
vida haciéndolo. Adora el poder, sobre todo el que aún no ha alcanzado.
GABRIEL GINER. 51 años.
Presidente de la Comunidad Autónoma. Su carrera es el mejor ejemplo de la
habilidad de quien sabe estar en el sitio oportuno en el momento justo. Siempre ha
sido un político menor, no especialmente bien preparado, pero hábil para acercarse a
la persona oportuna en cada caso. Para muchos en su partido, no es más que un
trepa sin talento.
Estudiante de los Jesuitas y licenciado en Derecho, se crió en una familia humilde,
próxima al campo, una condición que explotará políticamente durante su carrera.
Está felizmente casado y tiene tres hijos modélicos.
Fue concejal en el Ayuntamiento de Valencia, luego diputado, consejero, secretario
de estado, delegado del Gobierno y luego presidente. En cada cargo supo ganarse la
20
confianza de sus superiores para conquistar todas las recomendaciones necesarias
hasta llegar al máximo poder autonómico.
Para la inmensa mayoría de los ciudadanos Giner es un buen tipo. Parece honrado,
sensato y humilde. De profundas convicciones religiosas, recurre a menudo al
santoral en sus discursos, con más apelaciones al sentimiento que a la alta política.
Ha crecido en el partido protegido por el sector cristiano y entiende cada
contratiempo en su carrera como una prueba divina.
Sus sueños de grandeza acabarán siendo su perdición. Los tiempos de aparente
bonanza económica disparan su ambición y destapan en Giner una megalomanía en
la que acabará anidando el germen de la corrupción.
Cuando surgen los primeros problemas, el presidente Giner se protege creando a su
alrededor un férreo círculo de confianza que le aleja de la realidad, entre los que
están Gerardo Escrivá y Andrés Guillén. Evita el contacto con la prensa, se refugia
en los más afines dentro de su partido y acabará convertido en una caricatura de sí
mismo. Su delirio es el delirio de una Comunidad que se pudre con él.
ANDRÉS GUILLÉN. 57 años.
Vicepresidente de la Comunidad Autónoma. La voz de la sabiduría dentro del partido,
el ideólogo, el sensato. El presidente que no llegó a presidir. El contrapunto de
Gabriel Giner. Más valorado por la oposición que el propio jefe del gobierno. Controla
el partido junto a Jorge Crespo aunque su relación es demasiado tirante demasiadas
veces y controla el gobierno, donde se siente más poderoso.
Guillén defiende su fidelidad al presidente pero no oculta que algún día le gustaría
ocupar el trono de la Generalitat. Los más afines a Giner desconfían de él. Será uno
de los huesos más duros de roer para la trama corrupta, quizás porque es el primero
en el partido que anticipa los problemas.
Su inteligencia le hace imprevisible. También especialmente peligroso.
GERARDO ESCRIVÁ. 66 años.
Conseller de Cooperación y Solidaridad. Un político en mayúsculas, en el peor
sentido de la profesión. Sin más ideología que su propia persona. Escrivá ha
trabajado con todos los gobiernos de la Generalitat, de izquierdas y de derechas. Y
ha dirigido casi todas las carteras del gobierno. Es un superviviente. Conoce como
nadie las cloacas del sistema y maneja tantos secretos que su poder es incalculable.
Es un dirigente extraordinariamente útil para el presidente si todo funciona según sus
planes, pero más que peligroso si algo le decepciona. “Mejor en mi equipo que en el
del enemigo”, piensa el presidente.
Manipulador, mentiroso, ambicioso y maquiavélico, sabe cómo utilizar a la prensa,
cómo colar el mensaje que quiere cada día y cómo forzar cualquier decisión al más
alto nivel. Obsesionado por aparecer a diario en los medios, sólo es fiel a sí mismo.
Ni perdona ni olvida.
Llegó al partido tras ser expulsado del anterior gobierno por un caso de corrupción
que fue archivado por la habilidad de su abogado, Martín Puig, que logró invalidar
todas las grabaciones telefónicas que le incriminaban. Tras dejar el partido de
izquierdas cambió de chaqueta sin escrúpulos y pasó al gobierno con un partido de
derechas.
Aquel caso dejó en él un enorme grado de desconfianza, la nueva costumbre de
hablar por teléfono sólo desde cabinas públicas y un rigor casi enfermizo en su
departamento. Es un dictador con su personal de confianza, incansable y exigente
hasta la paranoia.
Está casado con una conocida galerista de arte de la ciudad.
Además,
OTROS POLÍTICOS aparecerán en EL BLOQUE:
MARTÍN SIERRA. 31 años. Se diría de él que con los años sabrá ser el próximo
presidente del partido. Disciplinado, atento, lo que le falta es arranque, fuerza,
porque peca de falta de iniciativa. Obedece de manera ejemplar, pero no sabe
moverse bien. Aún así lleva con disciplina a las juventudes, y ya se mueve como pez
“Un hombre tiene que ser fiel a un código”
Bunk en “The Wire”
Episodio 7 – 1ª Temporada
en el agua con los consellers y dentro de la estructura. Lo único que no le soportan
dentro del partido es que sea maricón, como se dice en círculos reducidos, pero si él
es raro, pues adelante. Y aguanta, aguanta mucho, solo por el amor que le tiene, en
privado, a Crespo.
CARLOS SARRIÓN. 25 años. Joven cachorro de las juventudes del partido, Carlos
es un chico guapo que la ambición le llevó a militar en las filas de las juventudes.
Captado por Sierra, es un seductor nato y está para un roto o un descosido. Se le ha
ofrecido un puesto de asesor en el ayuntamiento, pero de momento trabaja en el
partido.
Además conquistará ese verano en la playa a Eva Quintero, hija del policía judicial
Álvaro Quintero. Esto será un problema, pero también una oportunidad para
manipular a la chica, con su habitual seducción. Y eso es lo que le pedirán desde el
partido: seduce, traiciona.
PALOMA HEREU. 43 años. Consellera de Turismo. Abogada de profesión, aunque
política desde muy joven. Pertenece a una reconocida familia de Valencia y ha
llegado a dirigir el departamento de Turismo tras desfilar por distintos cargos del
gobierno autonómico. De su despacho saldrán buena parte de los contratos que
acaban en manos de la trama corrupta.
Encantadora cuando quiere y con quien quiere, pero sibilina y mortal si se le
arrincona. Ella es el filtro para entrar a los pesos pesados del partido, se diría que la
relaciones públicas para acceder al poder.
JAVIER GIMÉNEZ. 47 años.
Tímido y eficiente, de apariencia inofensiva, incluso torpe, Javier se ha dejado llevar
por la euforia del momento en el partido. Pero este alcalde de una pequeña ciudad
del cinturón de Valencia, ha ido medrando dentro del partido y además de su puesto
ha sabido entrar en la Conselleria de Turismo, donde da y reparte contratos.
Ahora Javier se ha posicionado como mano derecha de Paloma Hereu, pero guarda
como llave un gran secreto: desde hace meses denunció las irregularidades que
23
había en Conselleria y se ha ido convirtiendo sin quererlo en un “topo” de la UDEF
en el partido, ya que tiene una relación estrecha con Silvia Arpa, amiga del Instituto.
_
EN OTROS ASUNTOS (TURBIOS O NO)
IVÁN CLEMENTE. 37 años.
Inició su carrera como periodista de deportes y acabó reconvertido en cronista
parlamentario. Dice que la política no es muy distinta al fútbol, convencido de que el
discurso de los políticos no tiene mucho más contenido que el de un deportista y que
hay ‘hooligans’ en uno y otro sitio.
Su periódico es ideológicamente próximo al partido y eso le generará problemas
cuando la corrupción empieza a emerger. Los primeros amagos del caso le obligan a
investigar, un ejercicio que había visto más en la tele que en su redacción. Valencia
no es Washington y aquí los periodistas escriben pero preguntan poco.
Su relación con Quintero marcará su evolución. Desconfía de él al principio (como
casi todos) pero acaba viendo en Quintero su oportunidad de ser el periodista que
siempre quiso ser. Su siguiente obstáculo será su propio periódico, sometido a la
presión del gobierno. Su escapatoria, un blog anónimo en el que cruzará límites que
ni siquiera conocía.
ALONSO RUBIO. 49 años.
Es el gerente de una empresa que organiza eventos en Valencia, dentro de una red
de empresas con sede en Madrid, Global Events, que ha trabajado con el partido
durante años. Rubio es pura apariencia. Un encantador de serpientes.
Empezó trabajando como relaciones públicas de discotecas, luego gestionando
clubes nocturnos o representando a artistas de la farándula. Llega a la política en
busca de dinero fácil. No esconde su éxito empresarial. Presume de vida lujosa y de
cada uno de sus amigos en el poder, a los que cuida con mimo, regalos, fiestas,
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piropos. Trata a los políticos con una confianza y un colegueo que chirría entre
quienes prefieren no ser sus amigos. Su precio es alto pero su eficacia también.
Es un hedonista. De peluquería casi diaria y trajes a medida. Rubio no tiene más
ambición que el dinero y es capaz de vender a su propia madre por los negocios.
ELENA CEBRIÁN. 51 años.
La mujer de Quintero es una señora con una dulzura excepcional en la mirada, que
sin embargo emana soledad. Y es que Elena ha vivido la mayor parte del tiempo
sola, a la sombra de Quintero. Ella nunca ha reclamado su lugar, algo que ahora, sin
decírselo, le está pidiendo.
Una grave enfermedad hará que Elena le pida que esté con ella en esos momentos,
algo que será una lucha de Quintero entre el deber y la necesidad, aquello que tiene
que hacer, y el amor a su familia, algo que nunca ha demostrado.
El cáncer de páncreas que le detectan se la llevará como un halito sin que Quintero
pueda remediarlo y con la distancia entre Madrid y Valencia casi insalvable.
EVA QUINTERO. 17 años.
A punto de cumplir los 18, Eva es una adolescente rebotada que ha salido a imagen
y semejanza de su padre, algo que ella misma no soporta, y que Quintero tampoco.
Siempre lleva la contraria a la familia, sobre todo a su madre, que la da por
imposible, y solo es su padre la que la pone en vereda.
Quintero querría que estudiara Periodismo, ya que ella es de letras, pero Eva pasa
de estudiar y solo le atrae Derecho, más porque la nota de corte es baja, que por lo
que supone la carrera en si.
Se enamora de Carlos Sarrión y poco a poco se va dando cuenta de quién es él y su
influencia dentro del partido. Esto le hará dudar entre su novio y su padre.
LUCRECIA GALVÁN. 34 años.
Una chica de compañía en todos los sentidos. Lucrecia fue modelo de pasarela de
segunda fila y acabó enchufada como presentadora en la televisión autonómica.
Habitual en las fiestas del partido y en los eventos organizados por el gobierno,
donde acude acompañando a algunos de los dirigentes más influyentes.
Quintero la conoce casi por casualidad y acaban entablando una peligrosa relación
de amistad y luego sexual.
Además se le ha visto con varios dirigentes del partido, pero es de Jorge Crespo
quien no se puede despegar. Él la mima con todo lujo de detalles, pero ella solo ve
en él un niño guapo con el que jugar. El problema vendrá cuando Jorge se entere, a
través de Gerardo Escrivà, de su relación con Quintero.
_TRAMAS_
“ La Generalitat me debe mucha pasta
y me está asfixiando pero de cojones.
Aquí hay que ser un poco hijo de puta si quieres que te ayuden.
En Valencia, cuanto más hijo de puta seas mejor te va”
(Álvaro Pérez ‘El Bigotes’.
Conversación intervenida por la UDEF el 4 de febrero de 2009)
Para mostrar esta realidad elaboraremos 3 tramas por capítulo que funcionarán en
paralelo más una trama en continuidad que marcará a los personajes. Estas son:
-
TRAMA A. CAZAR A CRESPO
Las escuchas que comenzarán con el empresario Rubio y los sobornos que está
realizando al partido en el poder, y que terminarán minando al propio presidente de la
Comunidad Autónoma, Gabriel Giner, será la trama central de la serie. De hecho esta
trama de largo recorrido se desarrollará durante la primera temporada.
Comenzará con una escucha a Rubio que nos llevará a algunos cargos importantes
del partido, entre ellos Crespo, secretario general del partido y figura fundamental,
para llegar a otros cargos. Pero cuando se den cuenta, los contratos fraudulentos
implicará al vicepresidente Guillén, que comenzará una guerra sucia contra el BLOQUE por desmontar el equipo de Quintero. Esto le costará la salida de Ochoa y
el traslado de Álvarez, aunque finalmente la trama corrupta salpicará al propio
presidente Giner.
-
TRAMA B. CASO POLICIAL DEL CAPÍTULO.
Aquella donde veremos el día a día de este cuerpo de la Policía Judicial, que será la
Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal creada en Valencia por el agente Álvaro
Quintero.
En este caso lo que mostraremos son pequeños arcos que nos llevará a la pista
central de la trama A, pero que en sí constituirán una estructura capitular: el
seguimiento de un constructor vallisoletano que facturó en B para la trama; el
seguimiento de la familia de la secretaria de Global Events, empresa de Alonso
Rubio, donde veremos los trasfondos de su familia disfuncional; o las pesquisas para
conocer los tejemanejes con empresas de audio y vídeo por colar su microfonía y
sus pantallas en un gran evento. Casos donde veremos las líneas de investigación
del grupo, pero centrado en personajes episódicos que podrán cruzar a lo largo de
uno o varios episodios.
-
TRAMA C. QUINTERO SIN NORTE
Pero toda la investigación parte de un protagonista, el policía Álvaro Quintero, un
hombre que arrastra multitud de problemas profesionales y personajes. Y que se
creará algunos más. Y en eso se centrará la trama más personal de la obra.
Por un lado en su relación con Elena, su mujer, no pasa por su mejor momento. A su
huida hacia adelante, en este caso a Valencia, sin consultar ni contar con su palabra,
se une la dura enfermedad que le acaban de diagnosticar a ella.
Al principio le cuesta reaccionar, pero Quintero se dará cuenta de que la va a perder,
porque el cáncer lamentablemente se la va a llevar de su lado. Y eso le jode mucho,
le tiene destrozado por dentro, pese a que no lo demuestre. Por eso existe una
negativa a no ir a Madrid que nadie entiende: no quiere ver morir a Elena. Y esa
lucha será la lucha por comerse su orgullo.
Además a esto se une a su soledad en Valencia y que comience una relación de
amistad primero y que luego vaya más allá con Lucrecia Galván, chica de compañía
que frecuenta el partido y que puede ser un problema para Quintero si no sabe
tratarla. Lucrecia se puede convertir en su Mata-Hari sin él darse cuenta. No porque
ella no confíe en él, sino porque ella es la amante del secretario del partido, Jorge
Crespo, un celoso que no tolerará esa traición.
Lucrecia pasará de la desconfianza hacia Quintero a ser su aliada para
salvaguardarse de las pesquisas y las corruptelas del partido. Y es que en el
momento que Gerardo Escrivá sepa de esta relación entre Quintero y Lucrecia va a
utilizarla para infundir en Crespo los celos que hagan reventar la relación y a
Quintero, si hace falta.
Por otro lado, la complicada relación de Quintero con su hija Eva, una adolescente
rebelde dispuesta a reclamar atención aunque sea planteando un desafío constante.
Y es que Eva será la moneda de cambio a la que se tendrá que enfrentarse Quintero:
la chica se lía con un cachorro del partido, Carlos Sarrión, por lo que Eva se enterará
de cosas por su novio, y tendrán que decidir entre ayudar a su padre policía o
mantener la boca cerrada en los asuntos que está metido Carlos.
Todo esto junto dificultará la relación de Quintero con el resto de la Unidad, unas
relaciones que no serán cordiales, aunque solo con Ochoa mantiene casi un pacto
de caballeros.
- TRAMA EN CONTINUIDAD DE LOS PERSONAJES
En este caso seguiremos el arco de los personajes principales de la Unidad y
algunos colindantes:
- Para empezar la extraña relación entre suegro y yerno que tienen Safont y Toni
Senent, ya que pese a que parecen una piña terminarán posicionándose en dos
bandos absolutamente contrarios e irreconciliables. Mientras Toni Senent verá cada
vez más una locura lo que pretende Quintero implicando al partido en el poder, y se
revuelve contra eso haciéndonos ver que trabaja como agente doble, como “topo”
30
para el partido, Safont verá primero con distancia lo que plantee Quintero en la
Unidad, pero poco a poco se dará cuenta del volumen de corrupción que impera en
nuestra sociedad.
Finalmente este enfrentamiento llegará a su fin cuando todo dé la vuelta: Safont es el
que trabaja realmente de “topo” para el partido, ya que su relación con Gerardo
Escrivá ha sido estrecha durante años, y Toni pese a lo que parezca, actúa de “topo”
de Quintero dentro de los “cachorros” del partido. Esto se saldará con una pelea
entre yerno y suegro, que estará a punto de costarle la vida a uno de ellos.
- Además en la comisaría tendremos momentos para conocer el pasado de Ochoa,
que fue seguridad personal de un antiguo presidente autonómico. Esta información
en manos del abogado Martín Puig le lleva a inhabilitarlo por un tiempo de la Unidad.
Y aquí es donde la labor del comisario Álvarez hace que eso no ocurra. También
veremos hasta que punto Silvia sabe introducirse en esta Unidad cuando ella es
una simple policía de a pie, y cómo mantiene una peligrosa relación de atracción
sexual con Toni Senent, casado con la hija de Safont.
- Por otro lado el periodista Iván Clemente, que primero desconfiará de Quintero,
pero que luego se convertirá en uno de sus confidentes más cercanos, hasta que el
director provincial del periódico tiene que plegar a lo que Madrid dice y desdecirse de
todas las informaciones sobre el partido que desde el periódico se han vertido, todas
ellas firmadas por Iván. Pero el periodista se revelará publicando informaciones en
un blog personal con seudónimo que le llevarán a unos límites que no querría cruzar.
- Además tendremos la realidad en los juzgados con el juez Manuel Ríos, la
fiscal anticorrupción Adela y el abogado del partido Martín Puig.
Y es que las
tácticas de este último harán que insinúe que juez y fiscal tienen un affaire, lo cuál
desacredite el trabajo del juez ante sus superiores y esté a punto de costarle el
puesto. Pese a ello, logra salir ileso de este envite, pero nos deja la duda de si
aquello fue verdad o no.
- Por último no nos olvidaremos de la política y de bajar a su realidad escénica.
Desde un Jorge Crespo preocupado en medrar, un defecto que es debido a haber
sido siempre un segundón en su familia y que no soportará compartir mujer con Quintero, hasta la rectitud y aparente honestidad del vicepresidente Guillén, que se
irá al traste por su poca inteligencia emocional con sus subordinados (ha despedido
a varias secretarías y ayudantes, y no duda en burlarse de ellos en privado),
pasando por los pocos escrúpulos de Escrivá, un mastodonte de la política con un
carisma deslumbrante pero que en las distancias cortas puede hasta clavarte un
cuchillo, que dice llevar siempre bajo el cinturón.
---
Nuestra intención no es seguir una estructura lógica y pautada del tratamiento de
cada capítulo, sino seguir las motivaciones de los personajes atendiendo a los
motivos de la trama A: capturar a Crespo.
Por último nos gustaría detallar que EL BLOQUE basará sus tramas en gran parte
de las informaciones en prensa, sumarios, datos, etc, que desprenden los
grandes casos de corrupción en Valencia: Gürtel, Emarsa, Brugal y Cooperación,
y que para ello, aunque no vayamos a ser fieles y fidedignos a ellos, sí que vamos a
parcelarlos a lo largo de la serie.
_ESQUEMA_DE_TRAMAS_
TRAMA A
CAZAR A CRESPO
(tras la pista de Jorge Crespo y
su vinculación con la trama corrupta
de Alonso Rubio)
TRAMA B CASO POLICIAL DEL CAPÍTULO
TRAMA C
QUINTERO SIN NORTE
(se dirime entre el amor a Elena, su mujer, que se
está muriendo, y la atracción por Lucrecia, chica
de compañía del partido)
TRAMA EN CONTINUIDAD DE LOS PERSONAJES
Tira y afloja entre el
topo del partido y el de la
policía, suegro y yerno,
Safont y Toni Senent
Peligrosa atracción sexual
entre Silvia Arpa y Toni Senent
El periodista Iván Clemente,
el confidente
La relación entre el juez Manuel Ríos y
la fiscal anticorrupción Adela, utilizada
por el abogado del partido Martín Puig
Jorge Crespo preocupado en medrar, la
aparente honestidad del vicepresidente
Guillén, y los pocos escrúpulos de Escrivá
Ochoa oculta su pasado,
escolta de un presidente anterior
_FORMATO_Y_ESTILO_
“Chico, la conciencia tiene precio”
Butchie a Omar en “The Wire”.
Episodio 32 – 3ª Temporada
El desarrollo de EL BLOQUE trata de buscar la esencia de los personajes, de las
tramas policiales. La serie es una ficción policial basada en el binomio integridad /
corrupción en todos sus personajes.
¿Dónde está el límite de nuestra moral?
Mediante un tono duro, alejado de la parodia y del esperpento que ha caracterizado
la corrupción en Valencia, pretendemos trabajar sobre la realidad y sus hechos
(algunos realmente alucinantes), utilizando datos, situaciones y hasta citas extraídas
de auténticos sumarios judiciales y llevarlos al terreno de la ficción. Lo importante es
ver cómo se vive toda la trastienda de un gran caso de corrupción desde
aquellos que lo investigan: la policía judicial, los jueces y los medios de
comunicación.
Para ello nuestros referentes los encontramos en la nueva novela negra
contemporánea. Ficciones donde los personajes y sus determinaciones cobran
relevancia en pos de una marcada trama policial.
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Se trata de novelas como “La vida fácil” o “El samaritano” de Richard Price, “La
última hora” de David Benioff, “Sin retorno” de George Pelecanos, “Homicidio” de
David Simon, “Desapareció una noche” o “Mistic River” de Denis Lehane. También
ficciones de éxito como “The Wire” (por su realismo a la hora de contar el trabajo
policial) o “House of cards” (por cómo retrata la manipulación política) o un referente
nacional innegable como “Brigada central”.
_SINOPSIS_CAPÍTULO_PILOTO_ : ATRAPAR_A_CRESPO
“No puedes mandar a tomar por culo a un periodista
porque te equivocas. Justamente el camino es el contrario.
Te lo tienes que camelar. Como le mandes a tomar
por culo te está dando todo el rato. Son unos chantajistas, pero es así”
(Conversación intervenida por la UDEF
el 28 de enero de 2009 entre Pablo Crespo y Álvaro Pérez)
Madrid. 15 de mayo de 2009.
Un equipo de policías de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal entra de
imprevisto un jueves casi a las 14 horas en Global Events, empresa de gestión de
grandes eventos. Su intención es registrar las oficinas y confiscar todos los archivos
y los ordenadores. A los trabajadores parece no haberles pillado por sorpresa la
operación. A la orden de levantarse todos los hacen y no oponen resistencia. Nadie
pregunta. Algo huele raro en la actitud de los empleados. El comisario los mira, y se
fija en Andrés, el contable de la empresa, que sale a la calle con el puño cerrado. Va
tras él y le ofrece la mano para presentarse. El contable le mira fijamente, no se
inmuta. Su puño se mantiene fuertemente apretado. El comisario le abre la mano. En
él encuentra un ‘pen drive’.
Valencia. 15 de agosto de 2009.
Álvaro Quintero, policía de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, llega en
AVE a la estación Joaquín Sorolla de Valencia. Al bajar del tren se fija que ante la
estación hay grandes carteles. De diez, ocho son de prostíbulos de lujo. De fondo se
oye el ruido de los entrenamientos del Gran Premio de Fórmula 1. En el suelo coge
una tarjetita de una prostituta. Se la guarda.
Al llegar a la comisaría central de Valencia, pide reunirse con el comisario jefe. Tras
un buen rato esperando, Vicente Álvarez le atiende. Quintero no se anda con rodeos,
es muy expeditivo, le explica que están llenos de mierda, soltándole un informe
encima de la mesa: saben que el partido del gobierno en Valencia está desviando
dinero negro a empresas amigas.
“Nada nuevo, ¿y ese es el caso?”. Quintero le urge
a ponerse manos a la obra si no quieren que la mierda les llegue al cuello. Álvarez
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cree que eso lo decidirán allí y además, no tiene constancia oficial de su llegada a
Valencia, por lo que le pide que se retire. Quintero no sale, cierra el despacho de un
portazo, se sienta sin pedir permiso en la silla de Álvarez y se enciende un cigarro:
“Llame al comisario jefe de Madrid, aquí le espero”. Álvarez pide a algunos de sus
agentes que saquen a Quintero de su despacho. “Es usted un acojonado de mierda,
comisario”, se despide el policía.
Quintero se ve de nuevo en la casilla de salida: a las puertas de la comisaría. Se fija
que frente a él está la sede del partido. Se va allí y en un rincón se pone a mear.
Álvarez lo está viendo por su ventana y no da crédito, cuando entra su secretaria
asustada pidiéndole que coja su teléfono. Mientras sigue mirando a Quintero por la
ventana, habla con su superior que le echa una buena bronca porque la prensa ha
publicado un reportaje sobre unos informes de su comisaría aparecidos en las
basuras de los alrededores. En el reportaje se hace hincapié en el descontrol de la
comisaría. En esa llamada su superior le advierte: o pone orden en su comisaría, o lo
denigrará. Esa comisaría tiene que estar limpia de polvo y paja. Cuelga cabreado. Le
entra una nueva llamada: es Vera desde Madrid, le llama gritando. “Otro marrón, y ya
van dos esta mañana” se dice a sí mismo mientras mira a Quintero marcharse a lo
lejos.
El comisario Álvarez se presenta en el despacho de Luis Llorca, delegado sindical
del SUP, muy mosqueado. Sabe que ha sido él el que ha filtrado a la prensa lo de los
informes, le amenaza, le pregunta qué está buscando. Llorca le insiste otra vez que
lo que siempre piden: digitalizar todo el archivo para que no se pierdan papeles como
los que han salido en prensa, renovar y pintar la comisaría (las paredes están
desconchadas) y sobre todo un mínimo de 40 chalecos, ya que tienen 5 chalecos
para un cuerpo de 70.
Álvarez sabe todas las deficiencias, las anota y las comentará
con sus superiores, pero lo lógico hubiera sido que se lo hubiera dicho a él. “Cuándo,
si no me haces caso” le espeta Llorca. La relación entre Llorca y Álvarez es
descaradamente tensa.
El presidente de la Comunidad Autónoma, Gabriel Giner, está ante un pequeño atril,
tras él una gigantesca lona con el escudo de la Generalitat y un eslogan: “Vamos a
más”. Delante una vitrina que guarda la maqueta de un enorme complejo
arquitectónico que el gobierno autonómico pretende inaugurar en un plazo de seis
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años. Ante él, sentados en primera fila, el vicepresidente Andrés Guillén, y el
secretario general del partido, Jorge Crespo. Justo detrás el conseller Gerardo
Escrivá cuchichea con el Jefe Superior de Policía de la Comunidad Valenciana,
Santiago Núñez, sentado junto a él. No oímos de qué hablan, pero Escrivá le ofrece
una pequeña tarjeta de visita a Núñez. Mientras, el presidente ha detallado a los
periodistas el presupuesto de un proyecto que colocará a Valencia en el “mapa
internacional” y atraerá a millones de turistas a la ciudad. Tras el acto, los periodistas
que han acudido intentan improvisar una rueda de prensa.
Iván Clemente, periodista, levanta la mano y sin que nadie le autorice pregunta por
un escándalo reciente, el hallazgo de varios informes confidenciales de la Policía en
los contenedores de basura próximos a la comisaría central de Valencia. Giner evita
responder:
“Hoy es un día muy importante para la Comunidad Valenciana, y estamos
aquí para hablar de las cosas que realmente importan a los valencianos, de
proyectos que son el orgullo de todos los ciudadanos y que nos colocan como un
referente en todo el mundo”.
Un segundo periodista asalta a Giner cuando el equipo del presidente intenta zanjar
el acto. “Presidente, se ha publicado que la Policía está investigando a varios
empresarios que trabajan con la Generalitat. ¿Tiene algo que decir?”. Giner baja del
atril y desaparece sonriente. “Muchas gracias a todos por venir”.
Ante toda la plantilla de la Policía Judicial del centro, Quintero enseña el USB:
incautado en Global Events, se encontraron contratos parcelados con gobiernos del
partido por valores inferiores a 12.000 euros. Se está persiguiendo una trama de
corrupción que parcela estos contratos para no hacer concursos públicos y llevarse
todas las contratas del gobierno.
El rumor cubre la sala. No solo eso: intuyen que
varios dirigentes del partido en el gobierno están detrás, como el secretario general
del partido, Jorge Crespo. Algún contrato está firmado por sus iniciales J.C. y el USB
está lleno de documentación sobre las relaciones entre partido y empresas pantalla.
Algunos policías se van de la sala, mientras Álvarez intenta explicar que necesita un
puñado de ellos en este caso. Pero nadie se da por aludido, todos buscan salida: o
ya están con un caso, o se niegan a entrar. Excusas.
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Quintero se encuentra solo en una habitación desaliñada que le han dado en
comisaría. Revisa la información del USB ante el ordenador. Ha conseguido meterse
en la Unidad pero nadie quiere saber nada del caso. Alguien llama a la puerta. Es
Ochoa, uno de los veteranos. Cree que puede ayudarle, está libre de casos y sabe
que el gobierno autonómico es un nido de culebras. Quintero le enseña algunos
contratos, papeles que tiene por allí. Le pide que encuentre indicios que inculpen a
Jorge Crespo. Tras un rato los dos buscando, Quintero cree tener una idea: ¿A qué
juez le puede pedir un pinchazo del móvil de Crespo? Ochoa le puede llevar ante el
juez Ríos, que trabaja mano a mano con ellos, pero es taxativo si no ve las pistas
claras. Quintero le pide coger todos los contratos que tengan las iniciales J.C. e irse
para el juzgado.
De camino a los juzgados, Ángel llama a Quintero.
“Estamos llegando ya a Cullera.
Sólo una cosa. ¿Tú hija tiene hora para volver a casa por las noches o les dejo hacer
lo que les dé la gana?”.
Ángel, divorciado, es el padre de Ana, la mejor amiga de
Eva, la única hija de Quintero, una adolescente de 17 años que debería estar en
casa estudiando y que, por lo visto, está cerca de Cullera para pasar unos días en la
playa. A unos 50 kilómetros de Valencia. Quintero cuelga y molesto llama a Elena, su
mujer, que se ha quedado sola en Madrid. “¿No quedamos que Eva se quedaba este
verano en casa? ¿Joder, qué coño hace en Cullera? Así ni aprueba los exámenes ni
entra en Periodismo en la puta vida”. Elena, sin disimular su agotamiento, le explica
a Quintero lo que él ya sabe pero no quiere aceptar. Que su hija no quiere estudiar
Periodismo y que se conforma con conseguir plaza en Derecho con una nota mínima
para que su padre la enchufe algún día en un buen bufete de abogados. Elena está
hasta las narices de discutir con su hija y si Quintero no está de acuerdo, ya sabe…
Cullera está a tiro de piedra.
En los juzgados, la negativa del juez Ríos es contundente: NO va a permitir pinchar
el teléfono de uno de los políticos más influyentes de Valencia. Quintero se explaya
con Crespo, sabe que es el meollo de todo aquello, un pijo muy listo que sabe borrar
su huella. Quiere el pinchazo. Ríos les pide retirarse. Quintero lanza una ofensiva:
¿Y el móvil de Rubio, el empresario? Es quien hace los contactos en Valencia, quien
se relaciona con ellos. Ríos acepta con una condición: solo una semana. Si activan
el caso siguen hablando de nuevo pinchazos, si no, les quita la escucha.
39
Al salir del juzgado Quintero, pegado al teléfono, llama ahora a Eva su hija, pero ella,
que sabe de sobra por qué le llama su padre, prefiere no descolgar. Eva se guarda el
móvil, se quita las gafas de sol y se tira a la piscina de cabeza.
Al llegar a comisaría Ochoa y Quintero miran la máquina que hace los pinchazos,
pero no saben cómo funciona. Van al despacho de Álvarez, que les dice que el único
que sabe hacerla funcionar es Safont. Quintero se planta en su mesa, mientras este
hace un informe. Pero su negativa es rotunda. No quiere saber nada que moleste al
partido. Él se jubila este año y no quiere joderla.
“¿No cobrarías una mayor jubilación
con un ascenso a la Unidad?” Quintero intenta ganárselo, y ve que el punto flaco de
Safont es su jubilación. Le promete que organiza todo el papeleo para que dependa
de la Unidad y eso serán pluses para su jubilación. Safont se anima a explicárselo
todo, pero se retirará cuando lo tengan todo claro. Ese es el acuerdo.
El comisario Álvarez sentado en una sala de espera en Delegación del Gobierno
mira el reloj. Parece que lleva esperando un buen rato. Finalmente se entreabre la
puerta y la secretaria lo invita a pasar. Pasa y cierran.
El periodista Clemente acude a la comisaría central de Valencia. Tiene una cita con
Luis Llorca, secretario provincial del Sindicato Unificado de Policía para saber más
sobre el caso de los informes en la basura. Cuando sale de su despacho pasa junto
al cuartucho habilitado por Quintero para la investigación del caso de corrupción y
para las escuchas.
Desde la puerta ve a un agente con auriculares escuchando una
grabación (es Safont). Sólo alcanza a ver un nombre en la pantalla del ordenador: “A.
Rubio”. Cuando intenta asomar la cabeza, Quintero lo agarra por el hombro y lo
aparta violentamente. “¿Quién cojones eres tú? Sal de aquí cagando hostias”.
Cuando Quintero ya ha expulsado al periodista, Safont le explica que el dispositivo
está en funcionamiento y que tiene ya algunas conversaciones interesantes de
Rubio. Le ponen alguna a Quintero, pero solo una de ellas es con Crespo. Aunque
hablan poco citan Alicante y Barcelona, y le dice que ahora le pagará en Barcelona,
“En el Nou Camp, ¿no? Putos catalanes si tendremos que ir hasta allí para vernos
joder jajajaja”. Por los datos Safont ha deducido que se verán esa tarde en Barcelona
para pagarle una suma importante. Quintero y Ochoa se dirigen hacia allí.
Mientras en su despacho, Álvarez está repasando asuntos cuando escucha el ruido
de arrastrar muebles. Se extraña y se acerca a la ventana de su despacho que da a
las oficinas. Cuando abre se encuentran la cara de Llorca en primer término y de
fondo tres tipos moviendo los archivadores. Abre la puerta y Llorca entra cabreado al
despacho. Le pidió digitalizar el archivo, pero eso lo puede hacer una persona, y
puede ser del cuerpo. Han mandado tres chavales desde el Consell. Le planta tres
fichas delante a Álvarez: Joan Betrán, Pedro Remohí y Federico Fabra. Los tres
informáticos “enchufados” por el partido. Esa digitalización les va a costar tres veces
más que si la hubieran hecho desde dentro. Eso no es optimizar recursos, es todo lo
contrario. ¿Y los chalecos? El comisario Álvarez está estupefacto ante toda la
información ametrallada por Llorca.
Coge los papeles que le da (va también el
presupuesto de esa digitalización) y se va hacia allí.
Al acercarse adonde están los informáticos, Álvarez ve que los archivos que han
movido han dejado un gran desconchado en la pared que antes no se veía. Los tres
se han instalado en una habitación, donde han arrastrado los archivos. Allí uno de
ellos, delante de un potente Mac va pasando la info al ordenador y cada ficha que
pica, la va rompiendo. Álvarez entra y cuando uno le pasa una ficha al que teclea, se
la quita: “¿Y ustedes, qué hacen aquí?”.
Quintero y Ochoa ya están sentados en el tren cuando le llaman al móvil. Safont les
pide que salga corriendo, NO es en Barcelona. Barcelona y Alicante son la caja A y
caja B de la contabilidad: lo que le va a dar es en negro, en Barcelona (caja B) pero
en un sitio de Valencia, y sabe donde. Quintero y Ochoa salen del tren antes de que
parta.
Ochoa conduce mientras Quintero habla por teléfono. Safont les guía hacia un piso
piloto en unos edificios por construir al norte de Valencia. Allí han quedado. Al llegar
ven que alguien estrecha la mano a un constructor y se mete en un coche. Quintero
pide seguir al coche. La persecución se vuelve frenética por Valencia. Cuando ya por
fin están detrás del coche, se ponen a su lado en un semáforo, pero no saben quién
es. Es un joven bien vestido. Ochoa logra hacerle una foto con su móvil pero sale
con el semáforo y deciden no seguirle, perplejos.
“¿Quién es este tipo?” Ochoa y Quintero miran la foto del chico preguntándose.
Buscan entre las filas del partido, pero no encuentran ningún cargo. El panel detrás
de ellos está ya con algunas fotos que han ido colgando de Rubio, Crespo, el
constructor, etc. Pero, ¿quién es ese? Ochoa mira detenidamente la foto de Rubio en
un mitin del partido. “Fíjate un momento Quintero”. En la foto está la plana mayor y
Rubio acuclillado cerca del presidente de la Comunidad. “Mira al fondo”. Allí
encuentran al joven que tenían fotografiado. En esas filas sientan a las juventudes
del partido. Los dos buscan entre ellos y encuentran a Martín Sierra, el chico que iba
en el coche.
Esa tarde, Álvaro Quintero se presenta en el piso de Ángel en Cullera. Es un piso
con vistas al mar. Ángel va en look playero: bermudas, sandalias y una camiseta de
propaganda de una carrera. Quintero, sin embargo, sigue con la misma ropa que
llevaba en comisaría, sudando como un pollo en el sofá, camisa, pantalones,
zapatos. Los dos en silencio. Sólo hay un ventilador en el suelo que hace más ruido
que aire. Quintero espera hasta que entran su hija y la amiga por la puerta en
bañador y toalla al hombro. Eva ve a su padre, ve su cara de mala leche, y deja caer
la toalla al suelo. No echa a correr porque va en chanclas.
Quintero se presenta con su hija en una biblioteca municipal que el Ayuntamiento de
Cullera abre durante los meses de verano muy cerca de la playa. Manda a Eva a una
mesa. Ella camina como si las piernas le pesarán toneladas, deja los libros sobre
una mesa y se derrumba en una silla. Quintero se acerca al joven que se saca una
paga extra en vacaciones vigilando el acceso a la biblioteca. Le enseña la placa de
Policía para intimidarlo y le avisa: “Esa chica es mi hija y tiene que estudiar cada
mañana al menos un par de horas. Te hago responsable de que así sea. Te llamaré
cada puto día porque vas a ser mi confidente, ¿entendido?”.
Ya está atardeciendo mientras Clemente, en la redacción del periódico, navega en
Internet buscando información sobre los procedimientos para pinchar un teléfono.
¿Qué está buscando la Policía?, se pregunta. Busca en Google “A. Rubio”. El
director del periódico le llama desde el despacho: “Clemente, ¿qué tenemos?”.
Clemente propone dos opciones, seguir con el escándalo de los informes en la
basura o intentar averiguar si la persona a la que investiga la Policía es Alonso
Rubio, uno de los empresarios con más contratos públicos ha amasado con la Generalitat. Clemente sabe cómo vender los temas para conseguir lo que quiere. De
hecho su jefe le encarga rascar algo del empresario Alonso Rubio y aparcar de
momento lo de la basura.
Cuando Quintero se presenta a la mañana siguiente en el cuarto, encuentra a Safont
mirando el panel, la foto de Sierra concretamente.
“¿Le conoces?”. Safont sale del
sitio, “- Yo no conozco a nadie. - Pero a este le conoces. - Todo el mundo le conoce”.
El diálogo es tenso por la negativa de Safont a soltar prenda, pero al final solo le
saca que Toni Senent, su yerno, les pueda decir algo más de él.
Ochoa y Quintero se presentan en el campo de tiro donde Senent está entrenando.
Quintero le pone la foto de Sierra al lado. “¿Tú amiguito, verdad?”. A Senent, que no
le gusta nada Quintero, gira el arma y le apunta: con su suegro lo que quiera, pero
con él no juegue. Quintero le aparta el arma de una hostia. Para hacerse el gallito en
la calle, aquí somos policías. Le hace un tercer grado para saber quién es Sierra.
Fueron compañeros de colegio, se conocen. “- ¿Os frecuentáis? – Sí. Y a mucha
honra. Es trigo limpio. – No dudo que lo sea pero tenemos que averiguar cosas”.
Quintero convence a Senent para pasar una noche de farra con Sierra y averiguar
porqué fue a ese pago.
Mientras está en el ordenador Quintero recibe un mensaje. Es de Elena, su mujer.
Decide llamarla. Se le olvidó llamarla ayer. Le cuenta que la operación en Valencia va
a ser más complicada de lo que tenían previsto. Su presencia no ha sido bien
recibida, todo son trabas y la cosa se puede alargar. No podrá volver a Madrid el
próximo fin de semana como había prometido. Le explica que dejó claro con Eva que
tenía que estudiar. Vacaciones sí, pero estudiar también. Se está a las duras y a las
maduras. Al otro lado del aparato, solo oye silencio. “¿Elena? Elena, joder, no te
enfades. Hago lo que puedo por solucionar esta mierda. ¿Tú crees que a mí me
hace gracia estar aquí en agosto? ¿Elena? ¿Estás ahí?”. Por primera vez vemos a
Elena y la vemos desplomarse en mitad de la calle. Quintero sólo oye la voz de
alguien que acuda a socorrerla y solo puede que gritar a ciegas desde Valencia:
“¿Qué pasa? ¿Qué coño pasa?”.
43
Elena mira hacia arriba con los ojos fijos, sin parpadear. Tiene los ojos verdes como
un gato. Se oye un pitido largo, el ruido de un motor y el cuerpo de Elena, cubierto
con una sábana blanca, se desliza en el estrecho escáner de un hospital.
Volvemos a ver Elena. Ya vestida. Es atractiva y elegante. Es una señora de
cincuenta y tantos, aunque parece mucho más joven que Quintero. Está sentada en
una sala de espera completamente vacía. Suena otra vez el teléfono. Es su marido,
pero esta vez es ella quien decide no descolgar y lo silencia.
El periodista Clemente con un café en su mesa llama al jefe de prensa de la Policía.
Tantea el tema de los pinchazos y deja caer que sabe que se está investigando al
empresario Alonso Rubio. La Policía le da largas. “No hay nada de eso, siento no
poder ayudarte”. Fin de la llamada.
Elena descuelga el teléfono y llama a Quintero. Sólo una pregunta: “¿Cuándo
vuelves?” El policía le repite más o menos lo que ya le dijo. Se preocupa por su
estado, pero le dice que fue un mareo. Quintero le sigue contando: nada parece
funcionar en Valencia y lo que en Madrid ya habría solucionado se está eternizando
aquí. “Tranquila, que en cuanto pueda me escapo. Te lo juro”.
En la biblioteca de verano de Cullera Eva está estudiando, o eso parece. Hay un libro
abierto delante de ella, pero Eva no ha leído ni una letra. Tontea descaradamente
con el vigilante. Asoma la punta de su lengua, le guiña un ojo con más cachondeo
que erotismo y hasta hace como que se sube una falda que no lleva. En realidad
viste un pantalón corto. El vigilante (se llama Víctor) se descojona. Eva vuelve la
mirada a su mesa, arranca un papel, escribe y algo y se va hacia el puesto de Víctor.
“Ahora, como le digas algo a mi padre, te asesino”. Le deja una esquina de libreta
con su número de teléfono y se marcha.
Entre un grupo de jóvenes en la playa alineados en una ristra de toallas están Eva y
su amiga Ana. También está Víctor y un par de amigos suyos. Bromean con un
inmigrante subsahariano que pasa cargado como una mula delante de ellos
vendiendo refrescos. Eva se fija en uno de los amigos de Víctor, que le hace gracia.
Es Carlos Sarrión.
44
Álvarez se mueve nervioso en el despacho de su superior, Santiago Núñez, mientras
le explica que es inadmisible la chapuza que están haciendo en su comisaría.
Aunque en ningún momento pierde la compostura, Álvarez intenta ser pedagógico
para explicar que con el dinero que se gastan en esa externalización de la
digitalización se podrían comprar 30 chalecos para sus agentes. “¿Qué quieres
chalecos?” Núñez llama por el interfono a su secretaría y pide que entren sus dos
guardaespaldas. Les pide que se quiten los chalecos, “es una orden”. Se los quitan,
y él también, y se los da a Álvarez. “- Yo no te pedí tres chalecos. – Y yo te pedí que
tuvieras a raya tu comisaría. Esto es lo que tienes, ¿lo tomas o lo dejas?”.
Quintero está en la máquina de café de la comisaría. Llama a la biblioteca donde
dejó a su hija bajo custodia. Prometió llamar cada día pero no lo ha hecho. Es la
primera vez que lo hace porque no consigue que Eva atienda sus llamadas. Habla
con Víctor. “¿Está ahí mi hija?”. Víctor miente y le dice que sí, pero la sala está
desierta. “Dile que se ponga por favor”. Y a Víctor no se le ocurre peor mentira que
decirle que ahora mismo Eva está en el baño. Quintero cuelga. Delante de Quintero
lleva un rato Inma, de prensa de la Policía que cuando cuelga le advierte de los
chivatazos, ya que un periodista ha preguntado por las escuchas a Rubio, algo que
mosquea a Quintero.
El periodista Clemente sale de la redacción de noche, intenta salir con su moto pero
no arranca. Aparece Quintero. Otra vez por su espalda. “No va a arrancar. No
insistas”. Nadie les ha presentado nunca pero los dos ya saben quién es cada uno.
Quintero y Clemente caminan juntos. El periodista intenta hacer creer al policía que
sabe más de lo que en realidad sabe. “Vamos a publicar lo de Rubio. Vais detrás de
él por los contratos. Llevamos meses tras este tema”, le miente. Quintero intenta
negociar. Con cualquier otro lo resolvería a hostias, pero tiene un inusual respeto por
los periodistas. “No puedo contarte nada de esto porque aún no hay nada, pero
puedo darte una buen historia ahora si guardas lo de Rubio un tiempo”. Le cuenta la
chapuza que han hecho en comisaría con la digitalización de los archivos y el amaño
para que el contrato del trabajo se haya adjudicado a la empresa de unos familiares
del conseller Gerardo Escrivá. Trato hecho. “No me jodas y cuando haya algo de
Rubio serás el primero en saberlo”, zanja Quintero.
45
Quintero está en un pub cerca de donde ha dejado a Clemente. Toma un cubata en
la barra (no parece que sea el primero). A su lado una mujer espectacular. “Yo soy
Álvaro ¿y tú eres?”. Ella es Lucrecia. Quintero está convencido de que es una puta y
aún así le invita a una copa. Demasiado tiempo solo en Valencia sin que nadie le
haga caso. Ella le sigue la jugada con cierto tono de piedad ante un borracho algo
patético. Él le dice con muy poca sutilidad en qué hotel se aloja. Lucrecia le advierte:
“No me voy con desconocidos”. “Yo soy policía”, se justifica Quintero. “Yo no soy
puta”, zanja ella.
La puerta del baño de mujeres de una discoteca se abre y sale Eva junto al chico
que miraba en la playa, Carlos Sarrión, el amigo de Víctor. La hija de Quintero está
borracha y probablemente se ha metido farlopa porque se frota mucho la nariz. Los
dos desaparecen entre la multitud besándose.
Eva sale a fumar al parking cuando le suena el teléfono: “Puf, mi madre”. Al principio
no lo quiere coger, pero finalmente lo hace. Contesta y nota la voz nerviosa de Elena:
“Eva, tengo que hablar contigo”.
Quintero llega por la noche y solo al hotel donde duerme desde que llegó a Valencia.
Se acerca al mostrador de recepción, pero el encargado le señala hacia unos largos
sofás de piel que hay en el hall. “Señor, esa chica lleva un rato esperándole. Dice
que es su hija”. Eva está acurrucada en un sofá del hotel, dormida. Quintero la
despierta con toda la suavidad que puede. “Papá, llevo horas llamándote”. Quintero
no sabe qué hizo con su teléfono. “Mamá está jodida”.
A la mañana siguiente el gobierno autonómico celebra un acto de gala con
empresarios que van a patrocinar el Gran Premio de Fórmula 1. Clemente acude por
si Giner hace declaraciones. Camina entre canapés y gente guapa. Primero tropieza
con el conseller Gerardo Escrivá, que abronca disimuladamente a un fotógrafo del
partido por no haberle esperado para retratarle en la entrada con el presidente.
Luego localiza a Giner en un corrillo con varios empresarios junto al secretario
general, Jorge Crespo y el concejal Javier Giménez. De fondo ve como azafata a
Lucrecia Galván que le sonríe. De repente, le sorprende una cara conocida en el otro
lado de la sala, dando órdenes a los camareros entre bambalinas. Es Alonso Rubio.
46
Cuando acaba el evento, Clemente llama desde la calle a Quintero. Sabe que tiene
que ganarse su confianza. “¿A que no sabes a quién he visto en el acto de Giner?”.
Al colgar Quintero ve a Senent en su mesa y lo llama al cuarto, entrando. “Fue a ver
el piso piloto, fin del caso”. Es la respuesta de Senent. “Y una mierda” contesta
Quintero. Toni saca su móvil y le reproduce la conversación que grabó con Martin
Sierra. Eso es lo que dice. Quintero que ve el móvil se lo quita. Rifirrafe entre ellos,
pero Quintero se queda el móvil como prueba. Va a descargarlo al ordenador y se lo
devuelve. Ochoa y Quintero revisan las fotos de Senent y ven que tiene unas
cuantas con Sierra. Safont se acerca y entra al cuarto. Se queda tras ellos
observando de fondo. Por un momento se fija en una cosa: el ostentoso reloj de
Sierra. “Crespo tiene uno igual”. A Quintero se le enciende la luz. “Fotos, quiero ver
fotos”. Ven fotos de Crespo y el reloj. Luego Ochoa piensa que no es el único y
buscan fotos de otros altos cargos del partido: todo tienen ese ostentoso reloj. Pero
Safont tiene la clave: se sienta en el ordenador y les enseña una de las facturas que
recuerda de Global Events, son de 20 lujosos relojes y lo engancha con una
conversación que les pone donde Crespo le da las gracias a Rubio, le dice que le
llegará su “recompensa” por los pelucos y espera lo suyo en las carreras. La
conversación está cortada porque quedaron los interlocutores en hablar más tarde
pero ya no tenían la escucha: se les había acabado el plazo que les dio el juez Ríos.
Aún así, han conseguido algo importante. Sospechan que Rubio va a pagar en B a
Crespo por los contratos que les ha conseguido. Siguen escuchando algunas
conversaciones.
Tras una mañana de cafés y escuchas, Ochoa encuentra una conversación que para
y llama a Safont y Quintero. La pone en play:
“Crespo.-. ¿Y qué tal te ha ido con Guillén?
Rubio.- Le dije que yo tendría que morirme diez veces y volver a nacer para comerle
la polla a un amigo, para pedirle curro. Porque creo que a los amigos no hay que
pedirles nada, los amigos lo dan. Entonces, le dije, lo único que te pido es que
ejecutes. Como puedes, pues que ejecutes. Nada más, te lo pido por favor, que
ejecutes tío y me dejes estar. Que lo controles y que digas, tanto al año para que me
dejes estar.
47
Crespo.-. ¿Y él qué dice?
Rubio.- Que hace lo que puede. Que tiene que hablar con el presidente. Milongas,
joder. Yo no os he jodido en la vida y este me está jodiendo a mí. La Generalitat me
debe mucha pasta y me está asfixiando pero de cojones.
Crespo.- Dale tiempo, Andrés está un poco tocado de la salud.
Rubio.- Así le de un cáncer a ese hijo de puta.
Crespo.- Sí para que venga a los plenos con un pañuelito en la cabeza, no te jode.
(Ríen a carcajadas)
Crespo.- Te lo imaginas. El cabrón daría hasta una rueda de prensa para anunciarlo
como los famosos. (Intenta imitar la voz de Guillén) “Me veo obligado a abandonar
temporalmente la política porque tengo cáncer” (Hace como que vomita).”
Esto deja tocado y muy encabronado a Quintero. Sale directo al despacho de
Álvarez y tras él Ochoa y Safont expectantes. Pero se encuentran al comisario
Álvarez solo empujando los archivadores para volverlos a poner en su sitio. Los tres
lo miran. La situación es patética. “Para ser comisario hay que tener más que
huevos”, le dice Quintero. Álvarez le mira. En los ojos de Quintero ve rabia,
indignación y el ojo clínico que ha encontrado petróleo.
“Quiero a Crespo. Me lo debes. Lo voy a fundir”. Quintero le explica lo que han oído y
pide poder entrar en los entrenamientos de Fórmula 1, que se celebran al día
siguiente, para pescar a Crespo pagando en negro a Rubio. Pero el comisario no
puede, es demasiado arriesgado, ¿y si no es verdad? Quintero lo tiene claro, si no le
da el ok él lo pedirá a Madrid, va a por él. Álvarez se arriesga, pero irá él también y
montará el dispositivo.
Quintero llama a Clemente. Necesita agitar la situación, que algo gordo pase para
que los protagonistas de su investigación se pongan nerviosos. Es entonces cuando
los culpables cometen errores y todo se va aclarando. Quintero le da a Clemente el
TITULAR. Con mayúsculas. “Vamos a por Crespo”. La Policía está tras los pasos del
secretario general del partido. “¡Jo-der!” es lo único que puede decir Clemente antes
de colgar.
48
Clemente entra atropellado en el despacho de su director. “¡Van a por Crespo! Hay
que darlo, hay que darlo ya”. El jefe no entiende nada. “¿Quién va a por Crespo?
¿De qué hablas?”. Clemente se explica. “La Policía Judicial está investigando a
Jorge Crespo. Quintero, el policía que han mandado de Madrid, cree que está
implicando en un lío de contratos irregulares con Alonso Rubio, el empresario, y lo
van a pillar. Tienen informes, conversaciones, facturas. Se va a liar una gordísima.
Es un temazo”. El jefe mira a Clemente como si éste fuera un becario. “¿Tú estás
zumbado? No me jodas, hombre. ¿Cómo cojones vamos a publicar eso? No
tenemos nada. ¿Tú quieres que nos chapen el periódico? ¿Ves esto?”. Va pasando
páginas de un ejemplar del periódico del día y va señalando faldones y páginas
enteras de publicidad institucional. Un anuncio del Hospital Provincial, otro de un
certamen en Feria Valencia, otro de los conciertos de verano que organiza el
Ayuntamiento, una página entera que promociona el Gran Premio de Fórmula 1.
“Esto no es publicidad, esto es tu nómina y la mía. Cuando detengan a Crespo, si lo
detienen, hablamos. Mañana empieza la Fórmula 1, hay mucha pasta en esto y no
estamos para perder más. Si el Quintero ese te quiere contar algo que te diga qué
coño pasó con los informes en la basura. Fin del caso”.
Álvarez por el contrario, cree que lo importante es no montar un revuelo mediático,
que nadie se entere. Para ello se pone en contacto con la policía nacional y pide
saber quien está coordinando el dispositivo en la Fórmula 1. Le dicen que Eduardo
Signes, pero desconfía de él, es un cabrón sin escrúpulos, y lo vendería. Sabe que
dentro de su equipo puede confiar en Silvia Arpa: trabajó con ella hace años.
Contacta con ella para que sea quien le lleva a Crespo hasta donde quieren.
Al día siguiente Crespo está viendo los entrenamientos de Fórmula 1 desde una sala
VIP del circuito junto a la modelo Lucrecia Galván y algunos amigos. Entre esos
amigos está Martín Sierra junto a Toni Senent, infiltrado en la operación policial.
Rubio se acerca a Crespo y se dan un gran abrazo. Luego parece que intercambian
algo, pero muy sutilmente. “Disfrútalo”, le dice Rubio. Nadie se percata excepto
Lucrecia y Senent que avisa por un micro que lleva puesto: “Entrad”. Se acerca a
Crespo junto a Sierra y le dice que va a por unas copas, animándole a que se una. El
plan es conducir a Crespo hasta los pasillos del circuito y detenerlo con discreción.
49
Crespo y los demás bajan al pasillo, y la agente Silvia Arpa pide a los cuatro que se
vayan por un pasillo apartado, por seguridad tienen acordonada esa zona. Al irse,
avisa por micro. Mientras Senent, Sierra, Lucrecia, Crespo y un guardaespaldas
caminan por los pasillos, aparecen tras ellos Ochoa y Álvarez, por delante, a lo lejos
se acerca Quintero con otro policía. Justo entonces Crespo comenta con Sierra.
“Menudo hijo puta Rubio que le pedí ocho entradas para las carreras y solo me ha
conseguido tres. Con todo lo que he hecho por él. ¡La madre que me parió, joder!”.
Senent entiende que el sobre que se han intercambiado no contiene dinero, sino las
entradas para el Gran Premio de Fórmula 1. Es demasiado tarde para avisar por
micro. Mira fijamente a Quintero, niega con la cabeza, hace el gesto del que se corta
el cuello. Sierra ve el gesto que no termina de entender en ese momento, pero se fija
en quien viene de cara. Es Quintero que entiende el mensaje en el último segundo.
Pasa de largo pero no evita chocar con el hombro de Crespo. Le deja su recado. Se
lleva con él a Ochoa y a Álvarez. “La jodimos”. Crespo se vuelve, le mira con
desprecio pero no ha entendido nada. Sólo Lucrecia ha reconocido al policía que
conoció en la barra de un bar.
El caso se les ha ido a la mierda.
50
_ARCO_PRIMERA_TEMPORADA_
[Desarrollo de la estructura que
conformará la PRIMERA TEMPORADA]
Tres meses después de los registros policiales en una empresa de Madrid y el
hallazgo de un ‘pendrive’ con contratos, facturas y archivos aparentemente
indescifrables, el veterano agente de la Policía Judicial Álvaro Quintero es trasladado
a Valencia para poner en marcha la investigación de una posible ramificación en la
ciudad de un importante caso de corrupción.
En Valencia, Quintero es recibido con hostilidad y recelo en una comisaría casi en
ruinas y por unos policías que no parecen dispuestos a hurgar en las miserias del
partido que lleva 20 años gobernando. Quintero, pese a la desconfianza inicial del
comisario Vicente Álvarez, logra formar un equipo dispuesto a desenmarañar una
compleja trama que implica a empresarios y políticos. Cuenta desde el principio con
el veterano Ernesto Ochoa y acaba reclutando a Benito Safont, un experto agente al
borde la jubilación, y a su yerno, el arrogante Toni Senent.
Su primer gran objetivo será atrapar a Jorge Crespo, secretario general del
partido que lleva dos décadas en el poder. Su nombre aparece en los papeles
incautados. Logra la autorización del juez para pinchar el teléfono del influyente
empresario Alonso Rubio, contratista del gobierno autonómico, pero tras una semana
de escuchas e investigaciones un grave error, un paso en falso de Quintero, parece
dar al traste con toda la operación. Álvaro Quintero casi detiene a Crespo durante los
entrenamientos de las carreras del Gran Premio de Fórmula 1 de Valencia creyendo
que está cobrando dinero negro de Rubio, pero se equivoca.
El comisario Álvarez aparta del caso a Quintero y es enviado de nuevo a Madrid,
donde su situación familiar se complica aceleradamente. Elena, su mujer está
gravemente enferma y su hija Eva ha decidido reclamar atención desafiando a su
padre y escapándose de veraneo a Cullera.
51
Y allí Eva, una adolescente de 17 años, inicia una peligrosa relación con varios
jóvenes militantes del partido del gobierno, especialmente con uno de ellos, Carlos
Sarrión, muy relacionado con el poder.
Cuando el caso parece cerrado y finiquitado, Álvarez reclama a Quintero: en las
escuchas almacenadas se destapa el nombre de Paloma Hereu, consellera de
Turismo, que es la promotora de los amaños en la adjudicación de los contratos
públicos para el montaje de los stands de la Comunidad Valenciana en la Feria de
Turismo. Quintero consigue la autorización del juez para pinchar otra vez el teléfono
del empresario, y lo que destapan es oro: El gobierno lleva años fraccionando
contratos para asignarlos a dedo y las empresas de Rubio se han enriquecido
ilícitamente a base de sobrecostes y pagos en negro. La Policía ha encontrado
también un listado de regalos que podrían significar sobornos a altos cargos
políticos.
La investigación de las facturas de la Feria de Turismo señala a un nuevo dirigente
del gobierno, Andrés Guillén, vicepresidente de la Generalitat y uno de los políticos
más respetados en la Comunidad Valenciana.
!
Mientras, la vida privada del agente se desmorona. Un Quintero desnortado conoce
una noche a Lucrecia Galván, “amiga” de altos cargos del partido y sobre todo
amante de Jorge Crespo. Comienza una relación con ella para evadirse de su
situación familiar cada vez peor (Elena con la quimio y él incapaz de ayudarla) y que
puede ser un juego peligroso.
En paralelo, Eva, la hija de Quintero, estrecha su relación con Carlos Sarrión,
cachorro del partido. A través de él conocerá, en una fiesta, los planes políticos del
gobierno para contrarrestar la operación policial que dirige su padre. Van a intentar
desmembrar el grupo yendo uno a uno a por ellos. Eva duda si contárselo a
Quintero, su padre, o guardar el secreto.
Y mientras Eva decide qué hacer, el vicepresidente Guillén descubre que se le está
investigando y utiliza a la prensa para intentar desmontar al equipo de Quintero.
Hace que uno de los periódicos publique y desacredite a Ernesto Ochoa, uno de los
hombres de Quintero, ya que fue miembro del equipo de seguridad del último
52
presidente de izquierdas de la Comunidad Valenciana. El Ministerio de Interior decide
apartar a Ochoa para evitar más intoxicaciones y mantener a salvo la operación.
Esto hace que la Unidad se vea amenazada.
Vicente Álvarez, jefe de la Unidad de Policía en Valencia, ve injusta la salida de
Ochoa y lo recupera desafiando la decisión de sus superiores. Acabará costándole el
cargo a Álvarez.
Uno de sus agentes, Toni Senent, un policía del que Quintero desconfía por su
proximidad al gobierno, ha conseguido vincular las facturas de Turismo con los
regalos de Rubio. Senent también ha descubierto, gracias a sus amigos en el
partido, que alguien de la comisaría está filtrando información a los políticos
implicados, que tienen un “topo” dentro de la Unidad. Sospechará en un primer
momento de la joven policía Silvia Arpa, pero acabará descubriendo que el
verdadero “topo” es su propio suegro, Benito Safont, un agente al borde de la
jubilación que ha estado ocultando información en comisaría para proteger al
gobierno, sobre todo a Gerardo Escrivá, el verdadero ejecutor del partido. Safont ha
escondido a sus superiores que entre las facturas incautadas hay un listado de
trajes, relojes y artículos de lujo que las empresas de Alonso Rubio han regalado
durante años a varios dirigentes del partido y del gobierno, entre ellos Jorge Crespo,
el alcalde Javier Giménez y el mismísimo presidente, Gabriel Giner.
Quintero además se encuentra en una disyuntiva: enfrentarse a la enfermedad de
Elena, su mujer y regresar a Madrid, o seguir a su instinto humano, ya que ha
empezado a flirtear con Lucrecia Galván, una chica de compañía del partido que se
ha ido acercando a Quintero conforme veía que el barco se hundía. Una relación
peligrosísima para el inspector.
En un descuido, Safont encontrará una tarjeta de Lucrecia en la chaqueta de
Quintero y pasará la información a Escrivá, que en sus manos será nitroglicerina.
Para tumbar a Quintero y su equipo, Escrivá va a malmeter con esta información a
Crespo provocándole celos para que le hagan actuar contra Quintero.
Pero Quintero ya solo piensa en capturar a la red corrupta y en un golpe de mano,
Quintero filtra nuevos hallazgos al periodista Iván Clemente que publica la
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implicación del presidente Giner en el caso. Pese a que el presidente lo niega en
público, acciona la maquinaria política para desacreditar la investigación. Pero ya es
tarde, el juez acabará finalmente imputando al presidente de la Generalitat. Para
entonces Quintero está de vuelta en Madrid para pasar con su esposa los últimos
momentos de su vida, separándose de Lucrecia a la que le pide que espere. Elena
muere lamentablemente de cáncer justo cuando Quintero conoce que Gabriel Giner
ha presentado su dimisión.
Todo parece definitivamente cerrado hasta que el alcalde Javier Giménez, el “topo”
que Quintero tenía en la Conselleria de Turismo, se presenta en comisaría. Ochoa le
toma declaración. Lo que la Policía sabe es sólo la punta del iceberg de una red de
corrupción generalizada en la Comunidad Valenciana y Giménez está dispuesto a
confesarlo todo.
_ESCENAS_DIALOGADAS_
CALLE / PUERTA PERIÓDICO. EXT. NOCHE.
Personajes: Quintero. Clemente.
El periodista Iván Clemente sale de la redacción del periódico. Lleva varios diarios
bajo el brazo y un casco colgado del codo. Es de noche. Intenta salir con su moto
pero no arranca. Lo intenta varias veces. Aparece Quintero por su espalda.
QUINTERO
No va a arrancar. No insistas.
Aunque nadie les ha presentado los dos ya saben quién es cada uno. Quintero y
Clemente caminan juntos por la calle hacia ningún sitio en concreto. El periodista
intenta hacer creer al policía que sabe más de lo que en realidad sabe. Utiliza el
nombre de Rubio para intentar averiguar más. Quiere parecer firme y seguro ante
Quintero.
CLEMENTE
Vamos a publicar lo de Rubio. Vais detrás de él por
los contratos. Llevamos meses con ese tema.
Quintero intenta negociar. Baja su habitual tono agresivo.
QUINTERO
No puedo contarte nada porque no hay nada. Y tú no
tienes tema porque nosotros no tenemos tema.
Clemente calla. No tiene respuesta. Siguen caminando.
QUINTERO
Puedo darte una buena historia ahora, si esperas, si
guardas lo de Rubio un tiempo. Hasta que yo te diga.
Los dos se detienen en una esquina.
CLEMENTE
¿De qué se trata?
QUINTERO
¿Te acuerdas del follón de los archivos
confidenciales? ¿De los papeles que aparecieron en
la basura? Lo sacasteis vosotros.
CLEMENTE
El otro día le pregunté a Giner, al presidente, pero…
QUINTERO
Me da igual el presidente. (Interrumpe) Los dos
sabemos que te lo pasó el sindicato, no me jodas.
Querían presionar para digitalizar los archivos y mejorar de una puta vez las dotaciones de la
comisaría. No van a comprar nada, dicen que no
tienen ni un duro, pero el gobierno ya ha enchufado a
una empresa para lo de los archivos. Se lo han dado
a dedo a unos familiares del conseller Gerardo
Escrivá. La empresa es de su sobrino o algo de eso.
Míralo tú.
CLEMENTE
¿Y el concurso?
QUINTERO
¿Quién coño revisa los contratos de una comisaría
de Policía? De un día para otro estaban allí esos
chiquillos. Ni concurso ni leches. Les han dado un
pastón. Llama al SUP, a Llorca. Él te contará.
CLEMENTE
¿Y lo de Rubio?
QUINTERO
No me jodas con Rubio y cuando haya algo serás el
primero en saberlo. ¿Lo tienes claro?
CLEMENTE
Sí.
Quintero se despide y se marcha solo por donde venían. Clemente se queda parado.
No sabe para dónde tirar. Mira hacia ambos lados. Grita a Quintero cuando ya está
lejos.
CLEMENTE
¡¿Y mi moto?!
COMISARÍA. INT. DÍA.
Personajes: Ochoa. Safont. Quintero. Algunos agentes (figuración).
Ochoa camina nervioso entre las mesas de la comisaría buscando a Quintero. Pasa
junto a Safont, que apura un café con un grupo de agentes.
OCHOA
(A Safont) Paparazzi, al “locutorio”. Rápido. Y busca
a Quintero.
Ochoa Sigue buscando a Quintero con prisa.
Ochoa llama ‘locutorio’ a la sala donde lleva días escuchando todas las
conversaciones telefónicas intervenidas al empresario Alonso Rubio.
Quintero entra por la puerta de comisaría. Ochoa le grita.
OCHOA
¡Quintero, tengo un regalo para ti!
COMISARÍA. SALA DE ESCUCHAS
(‘LOCUTORIO’). INT. DÍA.
Personajes: Quintero. Ochoa. Safont.
Los tres policías están de pie frente a la mesa en la que Ochoa tiene el ordenador
donde lleva toda la mañana escuchando grabaciones. Ochoa desconecta los
auriculares y sube el volumen de los altavoces.
OCHOA
Escuchad esto. Rubio y Crespo, esta mañana.
Ochoa le da al play. La calidad de la grabación no es buena pero es fácil entender la
conversación entre el empresario Alonso Rubio y Jorge Crespo, secretario general
del partido.
CRESPO (OFF)
¿Qué tal con Guillén?
RUBIO (OFF)
Le dije que yo tendría que morirme diez veces y
volver a nacer para comerle la polla a un amigo, para
pedirle curro. Porque creo que a los amigos no hay
que pedirles nada, los amigos lo dan. Entonces, le
dije, lo único que te pido es que ejecutes. Como
puedes, pues que ejecutes. Nada más, te lo pido por
favor, que ejecutes tío y me dejes estar. Que lo
controles y que digas, tanto al año y ya está.
Quintero mira a Ochoa. Ochoa asiente. Quintero deja ver media sonrisa. La
conversación sigue sonando.
CRESPO (OFF)
¿Y él qué dice?
57
RUBIO (OFF)
Que hace lo que puede. Que tiene que hablar con el
presi. ¡Milongas, coño! Yo no os he jodido en la vida
y este me está jodiendo a mí. La Generalitat me debe
mucha pasta y me está asfixiando, pero de cojones.
CRESPO (OFF)
Dale tiempo, tío, Andrés está un poco tocado de la
salud últimamente.
RUBIO (OFF)
Así le dé un cáncer a ese hijo de la grandísima puta.
(Ríe)
CRESPO (OFF)
Sí, lo que le faltaba al pupas. ¿Qué quieres, que
venga a los plenos con un pañuelito en la cabeza?
No te jode…
(Ambos ríen a carcajadas)
Quintero cambia el gesto. Ya no sonríe.
CRESPO (OFF)
¿Te lo imaginas? El cabrón daría hasta una rueda de
prensa para anunciarlo, como los famosos.
(Intenta imitar la voz de Guillén)
“Me veo obligado a abandonar temporalmente la
política para afrontar una larga enfermedad”.
(Crespo hace como que vomita)
Ochoa detiene la conversación. Quintero sale disparado de la sala directo al
despacho de Álvarez.
QUINTERO
Grandísimo cabrón. (murmura)
COMISARÍA. ARCHIVO. INT. DÍA.
Personajes: Quintero. Álvarez. Safont. Ochoa. Algunos agentes (figuración).
Quintero camina visiblemente cabreado hacia el despacho del comisario Álvarez.
Tras él, Safont y Ochoa. Por el camino sorprenden a Álvarez en el archivo de la
Unidad. El jefe, sin americana y con la camisa remangada, está arrastrando él mismo
unos archivadores para tapar un enorme desconchado en la pared. Los tres lo miran.
La situación es entre cómica y patética.
QUINTERO
(desde la puerta)
Para ser comisario hay que tener más que huevos.
58
_FICHA_TÉCNICA_
TÍTULO:
EL BLOQUE
DURACIÓN POR CAPÍTULO:
70 MINUTOS
HORARIO EMISIÓN:
PRIME TIME
PERIODICIDAD ADECUADA:
SEMANAL
TEMPORADA:
13 CAPÍTULOS
TARGET:
PUBLICO ADULTO,
ARCO ENTRE 35-65 AÑOS
ALGUNOS REFERENTES:
Series como “The wire”, “House of cards” a
nivel internacional, y “Brigada central” en el
ámbito español.
Novelas como “La vida fácil” o “El
samaritano” de Richard Price, “La última
hora” de David Benioff, “Sin retorno” de
George Pelecanos, “Homicidio” de David
Simon, “Desapareció una noche” o “Mistic
River” de Denis Lehane.
59
_CURRÍCULUM_DE_LOS_AUTORES_
Gabriel Ochoa Peris
Manuela Estellés, 87 – 10 drcha.
46022, Valencia
Tlfo. 96 113 34 99 / 600 36 36 03
gabianchoa@hotmail.com, gabiochoa@me.com
Co-guionista y director de la película EL AMOR NO ES LO QUE ERA. Clausura del 16º
Festival de Cine Español de Málaga (Sección Oficial).
Producción de TV ON Producciones junto a EnciendeTV y Tarannà Films. Protagonizada
por Nicolás Coronado, Aida Folch, Alberto San Juan, Blanca Romero, Carlos ÁlvarezNóvoa
y Petra Martínez y la colaboración de José Coronado.
http://www.youtube.com/watch?v=e-soV_c921I
Festivales y premios: 28th Annual Fort Lauderdale International Film Festival (FloridaUSA)
2013, London Spanish Film Festival (UK) 2013, SEMINCI - Festival de Valladolid
(Spain) 2013, Abycine - Festival de Cine de Albacete (Spain) 2013, Glasgow Film Festival
(Gran Bretaña 2014), entre otros.
3 premios en Uptown Film Festival (2013): Premio mejor película, mejor actor (Carlos
Álvarez-Nóvoa) y mejor fotografía (Gabo Guerra).
Ha desarrollado el proyecto de serie Pequeña Gran Enfermera (2013) para Big Bang
Media (2013). Guionista y coordinador de biblia. Propuesta a Mediaset.
Ha dirigido y coordinado el programa de cine Ficcionari Canal 9 – RTVV durante 4 años
(2008-2012). Premio Cartelera Televisión 2009.
Ha asistido a diversos cursos de guión con Piti Español, Linda Seger, Doc Comparato,
Helena Medina, José Luis Acosta y Alberto Macías (1999-2008), además de talleres de
dramaturgia con Luis Mª Pescetti, Juan Mayorga, J. Sanchis Sinisterra, J. Ll. Sirera, o A.
Tantanian, entre otros. (1997-2011).
60
Experiencia de escaletista y dialoguista en la serie Los amigos de Alba convertida en la
tv-movie Año cero (2000). Dexiderius Producciones / TVE. Ayudante de guión en la tvmovie
Entre dos reinos (2011). Trivisión / Canal 9. 2011.
Ha dirigido diversos cortos: Birth, school, work, death (Premio Mejor Director Festival
Caja Madrid 2005), Salad days (Primer Premio Concurso de Proyectos de Cortos
Bancaixa 2004), La necesidad (2011), Tiquismiquis (Nominado al Premio del Jurado X
NotodoFilmFest 2012) o Stanislavski (2013).
Experiencia en desarrollo de diversos proyectos como guionistas y/o coordinador de guión
(mini-serie Octubre del 57, prod. Marta Rodríguez, 2011; serie de sketches Primera
plana, La Pavana-Nadie es Perfecto, 2010; serie El árbol de Lucía, 2007, finalista en el
concurso de ideas RTVV 2007).
Además es hijo de policía judicial. El autor ya mostró este universo aquí recreado en dos
relatos breves, uno publicado por Las Provincias y otro en el blog guionistasvlc:
http://www.lasprovincias.es/rc/20110816/mas-actualidad/cultura/creas-pagaresto-201108152254.html
http://guionistasvlc.wordpress.com/2012/08/08/relatos-de-verano-1-de-que-hablo-cuandohablo-de-nazaret/
61
Rodrigo Terrasa Gras
Calixto III, 34 – 3
46008, Valencia
Tlfo. 637 977 788
rodrigo.terrasa@gmail.com
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Cardenal Herrera CEU de
Valencia (1996-2001). Comencé mi carrera profesional en el diario deportivo valenciano
‘Superdeporte’ (1998-2001). En 2001 empiezo a trabajar en la sección de deportes del
diario EL MUNDO en Valencia, haciéndome cargo de la información de baloncesto y golf.
En 2004 participo en la puesta en marcha de un suplemento nacional del periódico para
cubrir la Copa América de vela en Valencia. Durante tres años cubro la información de
vela para todo el periódico.
En 2008 formo parte del equipo que pone en marcha la página web de EL MUNDO en la
Comunidad Valenciana, que coordino desde entonces. Durante los últimos años he
trabajado como redactor de ELMUNDO.es, sobre todo cubriendo información política y de
investigación sobre los distintos casos de corrupción que se han sucedido en la
Comunidad Valenciana.
Cubrí para la página web todo el desarrollo del juicio a Francisco Camps y la información
relativa a los casos Gürtel, Brugal, Emarsa o Cooperación. También participó en el blog de
ELMUNDO.es ‘Conexión Valencia’:
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/conexionvalencia/autor/rterrasa/index.html
Enlaces de interés: “Manual de cómo robar ayudas al Tercer Mundo”
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/07/04/valencia/1341389045.html
“Saqueo desde las alcantarillas”
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/03/valencia/1328299202.html
“Camps o su autorretrato”
http://www.elmundo.es/elmundo/tags/18/francisco-camps.html
“Corrupción S.A.”
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http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/09/valencia/1326119082.html
“Contratos por relojes de lujo”
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/12/13/valencia/1355381811.html
“Cuando Gürtel estafó al Papa”
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/02/valencia/1333352842.html
“Carlos Fabra, al final de la escapada”
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/01/valencia/1380620986.html
Epílogo del ‘canciller’ Blasco
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2014/05/29/5386d47be2704ea9648b456d.html
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