Frases en apariencia inocentes que encierran maldad
En el ámbito laboral también hay frases que pueden encerrar una connotación negativa, ya sea esta consciente o inconsciente. El entorno de oficina es caldo de cultivo para las tensiones, y la ironía, la mordacidad y los dobles sentidos son formas comunes de encontrarles una salida.
«Ahora no te puedo ayudar» / «Cuando termine esto te ayudo»
Cuando alguien pide a un subordinado o a un compañero que realice una tarea propia de su cargo, a veces recibe como respuesta un «en un rato te ayudo». Con esa frase, la persona, en lugar de aceptar que la tarea forma parte de su cometido, se coloca en la situación de estar haciendo un favor al que se la encarga.
Esas respuestas sí son apropiadas cuando en efecto alguien está pidiendo a otro un favor y este le ofrece su ayuda a pesar de que esa tarea no está entre sus competencias, pero suenan airadas cuando se dicen a un superior o cuando la realización de la tarea es una obligación de esa persona y no un favor que hace a otro.
«Tranquilo» / «No te preocupes»
Ese tipo de frases tienen sentido si, en efecto, el interlocutor está visiblemente nervioso o alterado.
Pero cuando alguien las pronuncia ante una persona calmada que solo está señalándole sus deberes u obligaciones tienen la intención de «dar la vuelta a la tortilla» y colocar al que la pronuncia en una posición superior:
—Martínez, tenemos que entregar el informe dentro de diez minutos y aún no me ha pasado su parte.
—Tranquilo, no se preocupe.
—No, si estoy tranquilo, pero páseme su parte porque tengo que entregarlo.
De este recurso abusó Pablo Iglesias durante el debate a cuatro de la pasada campaña electoral, repitiendo frases como «no te pongas nervioso» y «no te preocupes».
«Ojalá tuviera yo tiempo para eso»
Cuando alguien cuenta que tiene una afición deportiva o artística o alguna habilidad (cocinar, bordar…), a menudo hay alguien que comenta «ojalá tuviera yo tiempo para eso». Esa frase queda antipática porque con ella se insinúa que la otra persona vaguea o no tiene mucho trabajo, o que la persona que la pronuncia trabaja más que los demás.
«Como todo el mundo sabe» / «Obviamente»
Utilizar esas palabras al principio de un discurso, ya sea oral u escrito, puede resultar altivo si lo que se dice no es tan obvio ni lo sabe todo el mundo. Si alguien no conocía ese dato, se sentirá mal al ignorar algo que debería conocer. Algunas personas abusan de estas expresiones y sitúan tras ellas información que no es ni mucho menos conocida, para hacer ver que para ellos eso es algo sumamente básico. Por ejemplo: «Como todo el mundo sabe, Gustav Klimt fue uno de los representantes de la secesión vienesa». No, no lo sabe todo el mundo. Es más prudente elegir otras opciones como «como quizá algunos de vosotros sepáis» o «como es sabido».
«Id donde queráis, pero yo ahí no voy»
Alguien propone tomar algo al salir del trabajo y, a la hora de decidir el sitio, los que se apuntan están votando entre dos opciones. O hay que decidir dónde se hace la cena de empresa. Actos cotidianos de democracia que a menudo alguien estropea con un «donde queráis, pero yo ahí no voy». ¿Son conscientes las personas que toman esa postura de que cambian con ella las reglas del juego democrático? Con ello están diciendo que solo aceptarán lo que dice la mayoría si esto coincide con lo que quieren ellas. A menudo, cuando las otras personas son tolerantes, el grupo se acaba decantando hacia la opción de la persona egoísta «porque así vamos todos».
De nuevo, como en el caso de las disculpas-reproche, el doble sentido de todas estas frases no es explícito. No queda registrado, por lo que siempre se puede negar que la intención de la frase fuera esa. De hecho, quizá en algunas ocasiones no lo sea. Pero la experiencia y la repetición de estas escenas y otras similares en numerosas situaciones deberían enseñarnos a interpretar estas actitudes adecuadamente.
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