Se va Maracaibo
Se va Maracaibo, salón de billar emblemático del centro de la ciudad
Luego de 54 años de historias, boleros, y juegos, el club de ajedrez y billares cierra sus puertas.
Hace más de dos décadas que Darío Mesa, de 67 años, no entraba al Maracaibo, el club de ajedrez y billares que escuchan los transeúntes desde Junín con la calle 53.
Un viernes, dos semanas antes de su clausura, volvió para despedirse de ese lugar que él llama "nuestro", donde florecieron su juventud, grandes amistades, amores y desencantos.
Cuando Mesa se enteró de que el club cerrará el 27 de febrero, porque ya no es un negocio rentable, decidió contactar a sus antiguos compañeros de tragos y juegos para hacer una reunión, que entre nostalgias, copas y risas,devolvió a 30 billaristas a la época dorada del Maracaibo.
Años 60 y 70. No pasaba viernes o sábado sin que Mesa, después del colegio, no se entregara al billar de tres bandas con sus amigos para pasar una tarde.
"Eran nueve mesas y un montón de tablas de ajedrez. El local no era de dos pisos sino de uno. Tan agradable era que siempre estaba repleto de gente. Incluso, solo se sentaban a tomar unas copas, a vernos jugar y a oírnos hablar 'paja'. Digo que era, porque ya no es lo mismo. Acá ya no vienen jóvenes", recordó, y advirtió que por esa costumbre sin herederos, el Maracaibo perdió solvencia económica.
John Baena, propietario del lugar hace una década, aseguró que a las nuevas generaciones no les gusta jugar billar, y los adultos mayores que lo hacen "a duras penas se toman un tinto, porque están tan enfermos que no consumen licor. Hasta ahí llegó el negocio".
Baena, previendo que aún quedan billaristas de la vieja guardia, trasladará algunas mesas de juego a un local por el Pasaje la Bastilla, donde se conglomeran diferentes sitios de apuestas.
Otoniel Mesa, más conocido como 'Mesitas', lleva 60 de sus 90 años dedicado a enseñar a jugar billar, "profesión" con la que ha sobrevivido.
Ese hombre de boina café, que deja asomar su cabello blanco y largo, dentadura incompleta y traje elegante, siempre lleva en sus manos un taco por si en cualquier lugar "una persona de confianza le pide que le muestre alguna jugada".
'Mesitas' ya perdió la cuenta de cuántos han sido sus pupilos, solo recuerda que ha tenido "alumnos distinguidos y de talla internacional". Conoció a Mesa y a sus amigos cuando llegó al Maracaibo, encomendado por José Ramírez Johns, dueño de la fábrica de Billares Champion, que lo contrató para que fuera a ocho salones de Medellín a compartir su talento.
Según él, extrañará como pocos los billares del club, pues son los mejores de la ciudad, sitio obligatorio para los billaristas y ajedrecistas jóvenes de Antioquia. "Maestros del ajedrez como Carlos Cuartas, Oscar Castro, Hernán Caro, y Boris De Greiff jugaron y se hicieron grandes en ese salón".
Ya pasaron muchos años desde que Darío Mesa y sus amigos no se reunían. El sitio sigue intacto. Los cuadros y las fotografías de quienes algún día jugaron allí permanecen indelebles, al igual que los recuerdos que salen en medio de carcajadas "de cuando apostaban los libros, vendían el trago 'menudiado', alguno se emborrachaba o se enojaba".
Coincidencia. El mismo mes en que Arcadio Zuluaga inauguró en 1962 el Club de Ajedrez y Billares Maracaibo, este será clausurado y convertido en hotel. Quienes lo frecuentan a diario se sienten desubicados y, en las noches, cuando ya tienen varias copas en la cabeza, las lágrimas y las frases de nostalgia no se hacen esperar.
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