12 trucos para motivarte a escribir

Esos días en que la inspiración para escribir viene sola son fantásticos. Empiezas con mucha ilusión, aprovechas la fuerza que te están insuflando las musas… y de repente, ¡ploff!. ¿Qué ocurre? Ya no tienes ideas. Te dices: «Lo dejo estar, por ahora. Voy a por un café y ya seguiré en otro momento». ¿Pero qué ocurre si tras ese café pasan varios días, semanas… y ya no te apetece volver a enfrascarte en el proyecto que tenías entre manos? ¿Cómo evitar esto? Te contamos 12 trucos para mantenerte motivado al escribir.

1-    Procura escribir a menudo, pero sin forzar la situación. Hay días en que te apetece hacer cualquier cosa salvo escribir: hacer calceta, pasear al perro, vagabundear por las redes sociales… En cualquier caso, es importante que no pierdas el hábito.

2-    Márcate unos objetivos mínimos; por ejemplo, escribir una o dos páginas al día o resolver una subtrama, para así poder seguir con la trama o idea principal de tu libro.

3-    Procura escribir en un lugar con pocas distracciones alrededor. Aquí entra en juego la capacidad de concentración de cada uno. Si eres capaz de mantenerte concentrado en un trinchera mientras caen bombas por todas partes o no te distraes con la pantalla del móvil cada dos minutos… ¡enhorabuena!, te felicitamos por tener una voluntad de hierro; pero si en cambio eres de los que levantan la vista en la biblioteca para ver quién pasa a tu lado o quién acaba de entrar, puede que escribas mejor en un lugar con decoración minimalista (y si tu gato es de los que se tumban en el teclado para que les rasques la tripita, sé fuerte y no caigas en su chantaje emocional).


4-       No te obsesiones con el trabajo que aún te queda por hacer. ¿Pero eso no contradice de lo «márcate unos objetivos mínimos»?, dirás. No, una cosa es planificar y otra muy distinta es volverse loco por acabar, para poder publicar cuanto antes, sin atender a la calidad de lo que estás escribiendo. Es como cuando en la consulta del dentista miras el reloj a cada rato; eso no hará que los segundos vayan más deprisa. Lo único que consigues obsesionándote con el trabajo que te queda por hacer, o con el tiempo que aún le tienes que dedicar, es desesperarte. Es muy probable que esa actitud repercuta en el resultado.

5-     Pregúntate qué te motivó a empezar a escribir lo que ahora tienes entre manos. ¿Por qué has perdido la ilusión? Dedica unos minutos a reflexionar sobre esto cada vez que notes que las musas empiezan a hacer las maletas.

6-    Piensa en tus lectores potenciales. A partir del punto en que has dejado tu obra, ¿cómo crees que les gustaría que continuara? Ponerte en su piel, favorecerá que tengas nuevos puntos de vista. Otra opción es que pidas a alguien que lea todo el trabajo que llevas hecho hasta el momento y le preguntes, directamente, cómo crees que acabará tu libro. No se trata de que le copies sus sugerencias, simplemente de que estas te ayuden a meditar sobre lo que los lectores van a encontrar en las siguientes páginas.



7-     Sé realista. Sabes que no siempre vas a estar inspirado y que habrá distracciones, imprevistos… No vas a estar escribiendo las 24 horas del día. Lo mejor es que seas lo más honesto que puedas a la hora de planificar el tiempo que dedicas a escribir. No se trata de ser metódico, sino práctico.

8-    Mantén una actitud positiva. Si no mantienes la ilusión por lo que estás escribiendo, difícilmente acabarás tu obra.


9-    Céntrate en lo que estás haciendo. Seguro que es una frase que has escuchado trillones de veces. ¡¡¡Pero… es que es verdad!!! Ya habrá tiempo de pensar en maneras de publicar; primero, acaba lo que has empezado.

10-    ¿Y si mientras escribo se me van ocurriendo ideas para otras historias? Anótalas. Todo lo que ayude a  incrementar tu potencial creativo… bienvenido sea. Si eres capaz de escribir varias a obras a la vez, adelante. Pero, ojo, asegúrate de que puedes con todo. ¿Podrás?

11-      Si lo que estás escribiendo es una obra de ficción, ¿por qué no pruebas a dibujar a tus personajes? Recrea alguna escena, algún rasgo típico de alguno de ellos… No hace falta ser Goya; con que hagas unos bosquejos será suficiente.

12-    Si eres de los que al leer lo que han escrito piensan «Dios, ¿cómo he podido escribir esto?», no te apures: aprovecha para hacer autocrítica y corregir todo aquello que no te convenza. Cuanto más madures tus ideas, mejor. Cualquier cosa antes que abandonar.


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