Fotografías que no soportarás ver si odias el contacto humano
Un grupo de personas fue encerrado en un cuarto oscuro para hacer una prueba psicológica. Sin luz, sin nada que hacer, los jóvenes comenzaron a charlar y bromear. Con el paso del tiempo la situación cambió y gracias a cámaras de luz infrarroja se pudo observar que algunas personas se tocaban, finalmente una pareja se formó y no dudó en mantener relaciones sexuales frente a todos, en completa oscuridad. Ese experimento sucedió en los años setenta, cuando la revolución sexual aún se mantenía vigente. Se replicó en la segunda década del siglo XXI y para sorpresa de algunos, el contacto físico fue nulo. Nadie se atrevió a tocar a otra persona. Los psicólogos dicen que se trata de una tendencia de desapego a lo físico mezclado con una creciente cultura del espacio personal y reglas de comportamiento sexual.
Algo evidente es que las nuevas generaciones cada vez se encuentran más desconectadas de su cuerpo y con eso llega una repulsión al contacto humano. “Espacio personal” lo llaman algunos, pues no consideran que el tacto sea malo —el sexo es una prueba de ello, esa actividad no ha disminuido con el tiempo y requiere el más intimo tipo de acercamiento con otra persona—, sin embargo, en la actualidad los límites están marcados. Hay una cantidad considerable de factores negativos por los que esta tendencia ha crecido, pero también hay cuestiones culturales que nos han alejado de la concepción del cuerpo. Las imágenes de David Teplica son un análisis del contacto humano y para muchos puede representar un incómodo retrato de la naturaleza humana en un ambiente nada tradicional.
Cuerpos desnudos que se juntan de tal manera que se asemejan a un sólo cuerpo lleno de múltiples miembros. Es una visión ajena a la cotidianidad, sin embargo, esconde algo mucho más allá de la repulsión que alguien puede sentir. El trabajo de David Teplica en realidad es una obra que analiza la forma humana para alcanzar la perfección estética y anatómica. Teplica es un cirujano plástico, por lo que su interés por el cuerpo (en cualquiera de sus posturas) es de vital importancia para su trabajo. En sus años de estudiante de Medicina también cursó la carrera de Filosofía y de Artes, combinando de esa forma dos campos de trabajo y haciendo del estudio anatómico un arte.
El horror del roce humano es algo ajeno al trabajo del médico y artista, pues en la serie “Entanglements” explora el contacto desde un punto de vista estético y la realidad es que el resultado es una serie de patrones estéticos que describen la sensual y natural belleza del cuerpo. Dedos entrelazados surgiendo de raíces invisibles, tres cuerpos pegados que demuestran que hay intimidad más allá de la penetración. El artista muestra algo más que un abrazo generado por dos cuerpos entrelazados, es un enlace poético en el que cada músculo se tensa haciendo su máximo esfuerzo ejemplificando el miedo a la separación; es el mito del amor según Aristófanes en el que dos personas en realidad son un cuerpo buscando encontrarse y volver a estar juntos.
Sus fotografías se desenvuelven entre lo racional y lo emocional. El cuerpo es simétrico, pero al mismo tiempo no lo compone una perfección como la de un círculo. Teplica demuestra lo contrario al juntar distintos cuerpos y lograr esas perfecciones matemáticas a través de la composición en grupo.
Su trabajo más importante y famoso es el de la serie “Twins”, en el cual retrató gemelos de distintas edades para comprender las pequeñas y sutiles diferencias que estas “personas idénticas” pueden tener:
“Estoy preocupado por cómo juega la luz fuera de las superficies del cuerpo y cambia la forma en la que una persona o situación se percibe. Forma, simetría y composición pueden ser utilizadas para evocar respuestas específicas sobre emociones en el espectador. En el campo tridimensional de la cirugía plástica, la forma se altera de manera que un paciente se ve a sí mismo de forma diferente. Curiosamente, la sociedad puede o no ver los cambios, pero a menudo reacciona favorablemente a un paciente postcirugía que muestra más confianza en su vida diaria”.
No es un simple retrato de gemelos que muestra un perfil idéntico a otro. Es un estudio de la anatomía humana y la forma en la que crecer afecta al cuerpo aunque los cambios sean casi imperceptibles. Los cambios que David Teplica retrata son más que una muestra de la belleza natural del ser, es un estudio que tiene implicaciones científicas que hacen eco en su quirófano en Chicago, lugar en el que atiende a gente de todo el mundo que acude a él gracias a su peculiar conocimiento y praxis del cuerpo y del arte.
El cuerpo, esa belleza que nos corresponde por el hecho de existir, es una obra de arte. Sea individual, en pareja con alguien idéntico a nosotros o en colectivo; los tejidos, órganos, huesos y átomos nos conforman en una figura digna de recrear los más profundo sentimientos. No perdamos la percepción de lo que somos, no dejemos fuera el contacto humano. Ese entrelazamiento de dedos, ese erótico roce de pechos, ese anhelado abrazo compuesto por rodear a otra persona. Hay que ser personas, hay que sentirnos personas y sobre todo, hay que sentir a otras personas.
Algo evidente es que las nuevas generaciones cada vez se encuentran más desconectadas de su cuerpo y con eso llega una repulsión al contacto humano. “Espacio personal” lo llaman algunos, pues no consideran que el tacto sea malo —el sexo es una prueba de ello, esa actividad no ha disminuido con el tiempo y requiere el más intimo tipo de acercamiento con otra persona—, sin embargo, en la actualidad los límites están marcados. Hay una cantidad considerable de factores negativos por los que esta tendencia ha crecido, pero también hay cuestiones culturales que nos han alejado de la concepción del cuerpo. Las imágenes de David Teplica son un análisis del contacto humano y para muchos puede representar un incómodo retrato de la naturaleza humana en un ambiente nada tradicional.
Cuerpos desnudos que se juntan de tal manera que se asemejan a un sólo cuerpo lleno de múltiples miembros. Es una visión ajena a la cotidianidad, sin embargo, esconde algo mucho más allá de la repulsión que alguien puede sentir. El trabajo de David Teplica en realidad es una obra que analiza la forma humana para alcanzar la perfección estética y anatómica. Teplica es un cirujano plástico, por lo que su interés por el cuerpo (en cualquiera de sus posturas) es de vital importancia para su trabajo. En sus años de estudiante de Medicina también cursó la carrera de Filosofía y de Artes, combinando de esa forma dos campos de trabajo y haciendo del estudio anatómico un arte.
El horror del roce humano es algo ajeno al trabajo del médico y artista, pues en la serie “Entanglements” explora el contacto desde un punto de vista estético y la realidad es que el resultado es una serie de patrones estéticos que describen la sensual y natural belleza del cuerpo. Dedos entrelazados surgiendo de raíces invisibles, tres cuerpos pegados que demuestran que hay intimidad más allá de la penetración. El artista muestra algo más que un abrazo generado por dos cuerpos entrelazados, es un enlace poético en el que cada músculo se tensa haciendo su máximo esfuerzo ejemplificando el miedo a la separación; es el mito del amor según Aristófanes en el que dos personas en realidad son un cuerpo buscando encontrarse y volver a estar juntos.
Sus fotografías se desenvuelven entre lo racional y lo emocional. El cuerpo es simétrico, pero al mismo tiempo no lo compone una perfección como la de un círculo. Teplica demuestra lo contrario al juntar distintos cuerpos y lograr esas perfecciones matemáticas a través de la composición en grupo.
Su trabajo más importante y famoso es el de la serie “Twins”, en el cual retrató gemelos de distintas edades para comprender las pequeñas y sutiles diferencias que estas “personas idénticas” pueden tener:
“Estoy preocupado por cómo juega la luz fuera de las superficies del cuerpo y cambia la forma en la que una persona o situación se percibe. Forma, simetría y composición pueden ser utilizadas para evocar respuestas específicas sobre emociones en el espectador. En el campo tridimensional de la cirugía plástica, la forma se altera de manera que un paciente se ve a sí mismo de forma diferente. Curiosamente, la sociedad puede o no ver los cambios, pero a menudo reacciona favorablemente a un paciente postcirugía que muestra más confianza en su vida diaria”.
No es un simple retrato de gemelos que muestra un perfil idéntico a otro. Es un estudio de la anatomía humana y la forma en la que crecer afecta al cuerpo aunque los cambios sean casi imperceptibles. Los cambios que David Teplica retrata son más que una muestra de la belleza natural del ser, es un estudio que tiene implicaciones científicas que hacen eco en su quirófano en Chicago, lugar en el que atiende a gente de todo el mundo que acude a él gracias a su peculiar conocimiento y praxis del cuerpo y del arte.
El cuerpo, esa belleza que nos corresponde por el hecho de existir, es una obra de arte. Sea individual, en pareja con alguien idéntico a nosotros o en colectivo; los tejidos, órganos, huesos y átomos nos conforman en una figura digna de recrear los más profundo sentimientos. No perdamos la percepción de lo que somos, no dejemos fuera el contacto humano. Ese entrelazamiento de dedos, ese erótico roce de pechos, ese anhelado abrazo compuesto por rodear a otra persona. Hay que ser personas, hay que sentirnos personas y sobre todo, hay que sentir a otras personas.
Comentarios
Publicar un comentario