Radios comunitarias, más allá de “el watt” de cobertura
Chica o grande, de un watt o más, de mujeres o del barrio, con o sin publicidad las radios comunitarias, según María Pía Matta, presidenta de AMARC, en latinoamerica hay una incomprensión de la esencia de estas radios y la discusión sólo se limita a lo técnico y lo económico.
Directa, enfática y sobre todo convencida que el derecho a la palabra es piedra angular de la democracia. Así es María Pía Matta, presidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, AMARC, primera mujer chilena que lidera esta organización no gubernamental internacional que agrupa a más de 4.000 radios comunitarias en más de 110 países.
“Una radio comunitaria se puede sostener vendiendo publicidad, que va en una lógica de gestión colectiva mientras no haya un dueño capitalista que usufructúe para hacerse millonario, también puede no tener publicidad, eso no la define, sino que su gestión integral y su editorialidad, es una radio que pertenece a una organización social ya sea de un barrio cono una ONG. Es sin fines de lucro lo que no significa tener fines de perdida, significa tener recursos para hacer de este lugar asociativo un espacio que maneja la comunicación de manera distinto que una cadena comercial”, aclaró.
Discursos obsoletos
No obstante esta perspectiva es incomprendida por el Estado, que según la dirigenta internacional, responde a una “comodidad del Estado” que prefiere seguir replicando un discurso obsoleto y estereotipado que sólo juega en contra de una democracia plena donde debe cumplir su rol de garante y no que los gobiernos de turno vean a los medios como replicadores de sus políticas públicas.
Postura que ha incidido directamente en la formulación de legislaciones y sobre todo en la relación del Estado con los medios radiofónicos. “Las radios comunitarios no son radios pequeñas, pobres, pocas y hechas por una sola persona en una pieza de su casa, en Chile se instaló que la mínima cobertura es lo comunitario. Ésta puede sobrepasar un watt en su potencia radiofónica y sigue siendo comunitaria, su alcance no la define”, manifestó Matta.
Densidad discursiva a la democracia
“Cuando uno dice que lo comunitario es lo chico, lo pobre, y lo mal hecho, lo que haces es un daño a la democracia, la radio da densidad discursiva a la democracia, que es un bien común de todos para vivir de mejor manera”, enfatizó la presidenta de AMARC hasta el 2014.
Sin embargo en la situación chilena “estamos capturados por la antidemocracia en los medios de comunicación. Cada vez que hablamos de frecuencia radiales lo entiende como algo económico y técnico y de eso ya nos cansamos. Nos han dicho que la única verdad irrefutable es el mercado, siendo naturalizado que sólo la televisión tenga mayor participación publicitaria, está naturalizado que el duopolio en la prensa se lleve la publicidad estatal y que los dueños de los grandes medios deben ser de derecha”, declaró.
Donde además, argumentó, siempre se tiende a comprender que la libertad de expresión es privativa de los dueños medios de comunicación, luego de los periodistas. “Pero es más que eso, es individual y también colectivo, de doble vía: tengo derecho a recibir información y también tengo derecho a emitir opinión”.
“Y en esto Chile ha adecuado mal sus coordenadas nacionales en relación a los derechos internacionales, ha adecuado muy bien las fronteras para la gran empresa internacional, pero para estos temas no existe”, criticó.
Y en que esta situación sea tema en Chile y en el mundo AMARC continuará tomando acción. “Esta es una pelea de comprensión global, donde las radios ha sido ejemplo vivo para demostrar que es posible otra comunicación, donde una comunidad desde su especificidad comunica a un país, al mundo. Porque sin libertar de expresión no hay democracia, y las radios comunitarias son actoría fundamental de ella”, concluyó.
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